Una señora llega al estacionamiento de un centro comercial y constata que en su cartera no están las llaves de su auto. Corre hacia donde supone que dejó su vehículo a ver si las había dejado en el encendido... ¡pero tampoco encuentra el carro!
Desesperada, recuerda cuántas veces su esposo le había regañado por dejar las llaves en el coche bajo la teoría que era el mejor lugar para no perderlas, mientras que la del marido era que hacerlo era la forma más fácil de que se lo robaran.
Llama de inmediato a la policía, informa su localización y confiesa que ha dejado las llaves dentro del carro... y que éste ha sido robado.
A continuación llama asustada al marido para informarle lo ocurrido y, tartamudeando, le dice:
- Cariño... No te vayas a poner bravo... Dejé mis llaves en el coche y se... se... se lo robaron...
Se hizo un momento de silencio, antes de que el marido exclamara:
- ¡¡Estás bromeando... Yo fui quien te llevó al centro comercial!!
Avergonzada, la mujer le dice con un hilo de voz:
- Ay, es verdad... Entonces, ¿podrías venir a buscarme?
- Lo haré... ¡¡¡en cuanto convenza al policía que acaba de detenerme que yo no robé el carro!!!