Nuestra vida tan fugaz como intensa,
se parece a la llama de un cerillo
cuya mejor utilidad es
encender a tantos corazones como sea posible.
Sólo el amor, el verdadero amor,
le da sentido a nuestros días,
fuerza a nuestros latidos y una secuencia dulce
a nuestro respirar.
El amor nos transforma sobrenaturalmente,
nos cita en cuadrantes de tiempo y espacio
que nos promueven hacia la felicidad,
la plenitud y la íntima convicción de que nada es significativamente
provechoso ni valioso sin Su existencia.
11/07/2013
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