Cuando presiente el corazón la gloria De ser libre por gracia del olvido, Me llegue entre la noche, como el ruido Del mar en la distancia, tu memoria.
Con ella viene la tenaz historia De lo que pudo ser y nunca ha sido. Arduo amor ni ganado ni perdido, Batalla sin derrota y sin victoria.
Cada vez que en mi mano reverdece La rama del olvido y aparece Después de la tormenta la alegría,
Algo tuyo regresa de la nada Y de nuevo destruye la dorada Esperanza fugaz de un claro día.
M. Delmar
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