Cuentos de luz
Las madres y las padres debiéramos durar para siempre… o al menos, permanecer en esta vida hasta que nuestros hijos estén grandes y hayan logrado su propia estabilidad, esa sería la ley de la vida. Sin embargo, hay veces en que la vida da otros giros, algunos muy inesperados; y es en estos giros en que se altera el orden de las cosas… pudiendo los padres dejar este mundo antes que sus hijos sean personas maduras. En Mamá se va a la guerra se vislumbra algo de lo que les digo pues una madre padece de cáncer y sus hijos muy pequeños aún deben comprender por lo que atraviesan.
Las metáforas nos ayudan a explicar lo difícil
Pero, ¿cómo hablar de cáncer con niños pequeños? La madre de este cuento, y probablemente la escritora del mismo ya que este se basa en una historia real, encontró un formula que la ayuda a ella a explicar la complejidad de lo que le sucede y a los niños a comprender aquello que vivirá su mamá.
Veamos: La madre es la reina; sus hijos son dos pequeños principitos; el padre, el rey; y el médico tratante de la enfermedad de la madre, el general Hornedo. Una vez determinados los personajes, vamos a la zona en conflicto: el cuerpo de la madre es el territorio que se encuentra atacado por pandillas de locos peligrosos, que se hayan concentradas en el pecho izquierdo de la reina. Sus ejércitos son los glóbulos rojos y blancos; sus vigías, los ganglios; y las armas de ataque para enfrentar al enemigo, la medicina… con nombre tan extraños como reales: Peluquitinol, Malphitina y Safromilerina.
Entonces comienza el cuento: "Principitos, hijos, tengo que hablaros de algo muy importante: en mi territorio se ha declarado un enfrentamiento (…) Mi batalla se llama cáncer de mama y esos locos son unas células que se están multiplicando y asociando sin control. Pero no tenéis que asustaros porque hay medicinas que las pueden destruir para siempre". El relato de la madre-reina comienza sincero y detallado, y aunque ambienta su mal en un cuento de hadas, los problemas y resultados esperados tienen los pies bien puesto en la tierra. Los principitos-hijos siguen el relato de la madre con real asombro y tras la pregunta inicial "¿Entonces te vas a curar?", se van relajando al comprender, gracias al cuento que mamá les ha inventado, cómo se desarrollará esta batalla-cáncer y cuáles son los efectos y resultados esperados.
Los niños no son ningunos brutos
Si bien en una primera lectura de este cuento pudiera surgir la sensación de que a los niños se les está ocultado información, de que se les está disfrazando de cuento algo que en realidad es terrible y atemorizador, poco a poco se va comprendiendo que aquí lo último que se busca es ocultar el problema. Muy por el contrario, cuando la madre decide contar -o inventar- una historia de un reino en guerra, lo que quiere es poner en el lenguaje de los niños un problema real que de otra forma quizás no sería bien comprendido. Es como cuando enseñamos matemática… al principio usamos elementos cotidianos para enseñar la suma y la resta, y una vez incorporado el aprendizaje, avanzamos a fórmulas complejas y más abstractas. Por eso, Mamá se va a la guerra presenta una estrategia de comunicación cercana a los niños, a sus intereses (en especial si son varones), para explicar un tema crudo y que puede traer mucho dolor.
Una ilustración que muestra explícitamente lo que el texto calla
Las ilustraciones de Mónica Carretero entregan en algunas de las páginas de este cuento cierta información que el texto calla o que no manifiesta en forma explícita. Así, por ejemplo, cuando la reina menciona que ella y el general Hornedo han diseñado una estrategia para salir victoriosos, la ilustración los presenta con un plano estirado en una mesa y este plano no contiene un mapa de territorios, si no que un dibujo del cuerpo humano. Más adelante, cuando se dice que el general ha encargado a una fábrica americana el equipo de armas defensivas de última generación, la ilustración aclara por medio de un dibujo que contiene píldoras, jeringas y un grupo de médicos de delantal blanco. De esta forma, ya sea por medio del cuento o de la ilustración, el tema tratado va quedando completamente claro.
Un final abierto… esperanzador
Quizás porque he hecho una lectura desde una mirada adulta, es que el final de Mamá se va a la guerra me ha dejado intrigada, con algo no resuelto… es que no he sabido qué pasa finalmente con la madre. Sin embargo, luego de darle una vuelta, he comprendido que este cuento busca presentar una estrategia para tratar un tema difícil y delicado en algunas familias, y por esto no cabe aquí concluir el cuento con un final de victoria o derrota totalmente desarrollado. Baste saber que durante este combate mamá pasará mucho tiempo reunida con los militares pero que "porque soy la reina, recordad que sobre todo, sobre todo, soy vuestra mamá que os quiere".
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