Piensa en quien te rechaza o te incomoda
y deséale, de todo corazón,
sabiduría, virtud y paz.
Recuérdalo con afecto
y deséale que goce
del cúmulo más maravilloso de bendiciones.
Cubre al adversario
con la ternura de tu cariño
y envíale ondas de bondad,
pues, si así lo haces,
te dispones para vivir sereno y feliz
por tu actitud equilibrada,
por la benevolencia
de tu reacción positiva.
Evita intoxicarte espiritualmente
con el odio y el resentimiento.
Los pensamientos de paz
y los sentimientos bondadosos
son la mejor medicina
para el alma y para el cuerpo.
06/11/2014