MUJER MIGRANTE
"Tú que ciñes con amor tus angustias, que almacenas tu dolor bajo la piel… que ocultas tu cuerpo de mujer para no estar bajo riesgo… un día tuviste que dejarlo todo. Abandonar tus raíces, tus amores y hasta tu identidad para ir en busca del pan para tus hijos. Con profunda pena que rasgaba el alma, partiste a la tierra prometida, sin llegar a imaginar que en el trayecto, en ese mudo desierto testigo de tantas injusticias, reposan los restos de cientos que como tú, siguieron la ruta de los desplazados. Unos llegaron, pero otros sucumbieron en el intento y abonaron las silíceas arenas, tras una agonía coreada por el suave murmullo eólico.
No fueron tus sueños de alcanzar un mundo mejor… sino el hambre y la violencia que se filtraron en tu ser desde temprano, los que te arrojaron a otro infierno. Cuando tú imaginaste un paraíso donde encontrarías el remedio a tus problemas y pensaste que lejos de tu hogar habría tierras femeninas, ahora sabes que no existe territorio que no excluya.
Tu cuerpo agotado acumula indivisas sensaciones de ese sufrimiento cuyo origen primordial es la explotación: tus manos, tus hombros, tu espalda y tus piernas, son un solo dolor… pero ninguno tan fuerte y tan profundo como el de la nostalgia, ese sí que te hace derramar el llanto cada noche. Tu piel acumula cicatrices de violencia, pero pudiera asegurar que sin embargo, elevas la cabeza y continúas hacia el frente, hacia el espinoso sendero de tus anhelos.
¡Mira cómo te han dejado! Huías de la violencia e igual te violentaron, te humillaron, te persiguieron, te deportaron de la tierra prometida y no sólo te robaron tus ganancias almacenadas en tu pecho esperando el día en que tornarías triunfante; también te arrancaron tus anhelos, y por poco hasta la vida, mas nunca la dignidad.
Mujer que atesoras el amor por los tuyos en tu arrojo, y el sentimiento retenido en tu piel endurecida; sólo puedo reconocerte a través de tu mirada… de la que quisiera arrancar ese dejo de tristeza. Vuelves sin derrota imaginando ya cómo emprender un nuevo esfuerzo, aun y con el riesgo de dejar el aliento donde quiera; y con ilusiones y esperanzas renovadas, fusionadas con el miedo solapado bajo tu atavío, partes de nuevo en busca de trabajo, bajo la siniestra sombra del peligro, sólo por ser mujer, mujer pobre, mujer migrante.
No lo sabes, pero tu experiencia dignifica, inquieta y estremece a todas… mujer migrante, mujer quebrantada, mujer fortalecida, me reconozco en ti… soy tu causa, soy tu dolor y a ti te ofrezco mi amor, y que mi abrazo sea un homenaje a tus esfuerzos…
Sea pues éste, un homenaje para todas ellas.
Y que mi sentimiento llegue a su corazón como un brote de esperanza que alimente sus quimeras.
Porque nadie se mueve…
de donde todo lo tiene."
Nuestras Hijas de Regreso a Casa
Marisela Ortiz Rivera