Y resbalò el amo y estremecido
por las mudas orillas de tu ausencia.
La noche se hizo cuerpo de tu esencia
y el campo abierto se plegò vencido.
Un ayer de tus labios en mi oìdo,
una huella sonora, una cadencia,
hizo flor de latidos tu presencia
en el ùltimo borde del olvido.
Viniste sobre un aire de amapolas
Como suspiros estallando rojos,
bajo el ardor de las estrellas plenas
los labio avanzan como olas.
Y sumiso en el sueño de tus ojos
muriò el dolor en las floridas venas
Dionisio Ridruejo
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