Así es, AnaMary, debemos tratarnos igual, porque a todos sin excepción nos cobija el mismo cielo, y nos ama el Mismo Padre, todos somos hijos de Dios, y ahí si que no hay diferencia alguna. La sangre de todos pinta del mismo color, y al final de nuestra vida terrenal, todos, ricos, pobres, profesionistas, o jornaleros, blancos o negros, igualmente seremos convertidos en polvo.
Muchas gracias AnaMary, es un gusto leerte