SÁBADO 11 DE MARZO DEL 2017
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Deuteronomio
26, 16-19
Moisés habló al pueblo diciendo:
Hoy el Señor, tu Dios, te ordena practicar estos preceptos y estas leyes. Obsérvalas y practícalas con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy tú le has hecho declarar al Señor que Él será tu Dios, y que tú, por tu parte, seguirás sus caminos, observarás sus preceptos, sus mandamientos y sus leyes, y escucharás su voz.
Y el Señor hoy te ha hecho declarar que tú serás el pueblo de su propiedad exclusiva, como Él te lo ha prometido, y que tú observarás todos sus mandamientos; que te hará superior -en estima, en renombre y en gloria- a todas las naciones que hizo; y que serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, como Él te lo ha prometido.
SALMO RESPONSORIAL 118, 1-2. 4-5. 7-8
R. ¡Felices los que siguen la ley del Señor!
Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor.
Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón.
R. ¡Felices los que siguen la ley del Señor!
Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus preceptos!
R. ¡Felices los que siguen la ley del Señor!
Te alabaré con un corazón recto,
cuando aprenda tus justas decisiones.
Quiero cumplir fielmente tus preceptos:
no me abandones del todo
R. ¡Felices los que siguen la ley del Señor!
† LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGUN SAN MATEO
5, 43-48
¡GLORIA A TÍ, SEÑOR!.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A TÍ, SEÑOR JESUS!
MEDITACIÓN DE LA PALABRA
De la Primera Lectura:
Dios y el Pueblo de Israel; Israel y Dios, han pactado una Alianza de pertenencia mutua. El pueblo se compromete a caminar por las sendas de Dios, a guardar sus leyes, mandatos y decretos, y escuchar su voz.
Dios, por su parte, se compromete a elevar, a su Pueblo, en gloria, renombre y esplendor, por encima de todas las naciones que Él ha hecho y, además, será un pueblo consagrado al Señor y Dios de ese Pueblo.
En Cristo hemos llegado a la nueva y definitiva alianza. Dios se ha comprometido a ser nuestro Padre, y nosotros nos hemos comprometido a ser sus Hijos.
Si le amamos, si somos suyos por el amor, escucharemos su voz y cumpliremos sus mandamientos; y estos no son pesados: Amarlo a Él como nuestro único Dios y amar a nuestro prójimo como Dios nos ha amado en Cristo.
De parte de Dios está la promesa de salvación, de sentarnos a su derecha, de hacernos sus hijos amados en quienes Él se complace.
Vivir en Cristo es la renovación de un sí personal y comunitario, maduro y continuo, a Quien quiere tomarnos como hijos suyos y que espera de nosotros que lo tengamos como Padre, por nuestra unión con su Hijo y por la participación de su Espíritu en nosotros.
MEDITACIÓN DEL SALMO
El Señor quiere hacernos comprender que la persona de conducta intachable ante Él, es aquel que cumple sus mandatos y lo busca de todo corazón. Por eso se suplica al Señor que no abandone a su siervo que lo alaba cumpliendo sus justos mandamientos.
La Cuaresma nos ha de ayudar a vivir con la apertura necesaria hacia el Espíritu de Dios, de tal forma que en verdad se rectifiquen nuestros caminos y vivamos la alegría, no sólo de decir Señor, Señor, a Dios, sino la de escuchar su Palabra y ponerla en práctica.
MEDITACIÓN DEL SANTO EVANGELIO
Volver la mirada hacia el Señor de la historia. Contemplar el amor que tiene a todos. Saber que a nadie ha creado para su perdición. Ver la misericordia de Dios, siempre dispuesto a perdonar a quien se arrepiente de su mal camino y vuelve a Él.
Todo esto debe abrir nuestros horizontes para saber que nadie de nosotros es perfecto. Somos personas en camino. Nuestra mirada llega hasta Dios mismo queriendo ser perfectos como nuestro Padre Dios es perfecto, no por nuestras obras y esfuerzos, sino porque el Señor Mismo es quien nos conduce por el camino del bien para lleguemos a ser santos como Él es Santo.
Cuando encontramos enemigos y entramos en desprecios y divisiones con ellos, complicamos más las cosas; generamos violencia, odio, persecuciones, calumnias. Es entonces cuando debemos rectificar el camino, recordando y acatando las palabras de Jesús:
"Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo"
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMÉN!
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