Cada uno de nosotros puede decir que Jesús murió:
Murió Por amor a mí’.
Y podemos pensar:
¿Cómo llevo yo la cruz?
¿Cómo un recuerdo?
Cuando hago el signo de la cruz ¿soy consciente de lo que hago?
¿Cómo llevo yo la cruz?
¿Sólo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso?
¿Cómo llevo yo la cruz?
¿Cómo ornamento?
¿Cómo una joya, con tantas piedras preciosas, de oro…?
¿He aprendido a llevarla sobre los hombros, donde duele?
Cada uno de nosotros mire hoy al Crucificado, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados.
Y también miremos hacia nuestro interior respondiéndo a estas preguntas que se han planteado.