Desde muy lejos... Te brindo el gesto de caricia aireada, porque he visto partir en marejadas mis sueños al diluirse en tus espejos.
Te visualizo, como el sol ocultando su refractario calor que iluminara, en caricias de oro tus mañanas, con crepúsculos de ocres atenuados.
Te saludo: ¡ Amor...!
Como lejano... Distante... Adormecido... Solitario...
Que en la nube tenaz de tu incensario exhalas los perfumes de lo vano.
Fragancia que sigue persistiendo en mi humano historial de desengaños, sin que pudiera el dolor, de tantos años, evitar, que en mi interior sigas viviendo.
A la distancia te observo... Y sin embargo... Me quema por momentos tu presencia, indicando, que puedo amar
con más vehemencia, pero temo ante recuerdos tan amargos.
Vuela mi alma entonces por mis versos declarando el Amor idealizado...
En silencios... En pausas... Sin un eco, que responda
a sus fuegos desbordados.
¡ Estas allí...!
Al alcance de mis manos... Y ahogo el corazón por no llamarte, optando en mi interior por contemplarte, a ser infiel, al juramento dado.
¡ Sí...! Me he jurado: "no Amar como he Amado". Pero temo,
que al simple roce de tus manos, pudiera ser infiel a lo jurado.
El amor, no sabe ni entiende de juramentos...simplemente se dá, es voluntarioso y dominante con el corazón donde decide instalarse cómodamente, sin ser invitado.
Cuando se sufre una decepción, un desengaño amoroso, generalmente la "razón" propone no volver a enamorarse, no volver a confiar, por cobardía, por miedo a volver a ser lastimado...perooooo, eso no le importa al amor, y sobre toda razón, sobre toda voluntad, él domina.
Hermoso tu poema, querido Enric, muchas gracias por compartírnoslo.