La soledad, si aprendemos a manejarla adecuadamente, lejos de ser insoportable, nos es muy útil y agradable, ya que puede ser nuestra mejor amiga.
Es nuestro muy particular y personal juez y crítico severo, siempre nos enfrenta a nuestros errores, los "desmenuza" uno a uno, y nos señala nuestros defectos. Pero también es benévolo, pues se convierte en nuestro asesor, consejero guía, confidente y cómplice.
Asesor porque nos sugiere nuevas metas, nuevos planes; consejero, porque nos indica los caminos indicados a seguir para lograr las metas propuestas o nuestros anhelos; confidente ya que nos conoce tan bien, que facilmente le confiamos nuestros sentires más profundos; y cómplice porque nos trae del pasado momentos felices vividos, volviendo a vivirlos intensamente, volviendo a sentir esa dicha (sin que signifique en modo alguno, vivir en el o del pasado)...pero cuidado, porque también puede ser un verdugo implacable, si le permitimos traernos del pasado recuerdos dolorosos...esos últimos deben estar hundidos en lo más profundo del olvido. Es decisión propia, cual de los dos cómplices queremos tener.
Nunca se está totalmente solos mientras se tenga a uno mismo (somos nuestro mejor amigo), pero sobre todo, tenemos a Dios, que siempre nos deja sentir Su Presencia, de cualquier manera...ahí está, sin desfallecer.
Muchas gracias nena!!!
Flaquita