Dos pasiones altamente destructivas, más para quien las alberga en su corazón, que para quien es envidiado u odiado. Para ellos, por el contrario, es un halago, pues calladamente les está diciendo el envidioso: "Me siento muy pequeño a tu lado, tu vales mucho"
La envidia y el odio solo evidencian mezquindad en el corazon, pequeñez del alma y miseria de espíritu.
Hay un refrán que dice: "Al árbol más cargado de frutos es al que apedrean"
Muchas gracias nena, las reflexiones que nos dejas, no caen en saco roto, cuando menos lo esperamos vienen a nuestra mente para rectificar algún camino equivocado.
Flaquita