De forma general, llamamos aztecas a los habitantes de los territorios conquistados
por Hernán Cortés, aplicándolo, por tanto, ese término no sólo a los propios aztecas
sino también a los mexicanos.
La cultura azteca se caracteriza por ser buenos en la administración,
de hecho, basaban la división de su territorio en 38 provincias tributarias y su
organización social era una estratificación piramidal.
En lo alto de esta pirámide se encontraban los Nobles y los Sacerdotes.
Después de éstos, estaban los mercaderes y los guerreros.
Por último, en la base de la pirámide, se encontraban los labradores
y después los esclavos.
Los principales cultivos que practicaban los aztecas eran el maíz, la fruta,
el tabaco y las chiles.
Los aztecas hablaban una lengua llamada náhuatl, lengua que en la actualidad, aún se habla
en algunas regiones de México.
La escritura mezclaba pictogramas, ideogramas y signos fonéticos.
En sus escritos queda reflejada su propia historia, geografía,
economía, religión, etc.
Algunos códices han perdurado a lo largo del tiempo como es el caso
del Códice Borbónico. Se trata de un libro-calendario con dos partes,
la primera un libro de los destinos, llamado tonalamalt
y la segunda las fiestas de los meses, xiuhpohualli.
En la sociedad azteca, el emperador tenía poder ilimitado,
que abarcaba todas las cosas y todas las personas. Junto a él,
los guerreros y sacerdotes formaban el grupo social de mayor poder.
Los guerreros eran el principal apoyo del emperador y permitió
la creación de un imperio muy poderoso pero aislado políticamente.
La mayor parte de la población eran artesanos, agricultores,
servidores públicos, etc., que se organizaban en grupos de
parentesco llamados calpulli.
Apenas había grupos sociales intermedios.
Aquí podemos situar a los comerciantes enriquecidos de la capital,
que conseguían ascender intercambiando sus riquezas
por prestigio en las fiestas que organizaban y ofreciendo alguno
de sus esclavos como víctima de un sacrificio ritual.
También había esclavos que se utilizaban para el trabajo agrícola,
el transporte, el comercio o el servicio doméstico.
Algunos de los esclavos se encontraban en esta situación de forma temporal,
hasta que pagaran una deuda o una condena.
Otros eran prisioneros de guerra que podían ser sacrificados a Huitzilopochtli.
En el plano sexual, sólo existían dos formas de relaciones sexuales permitidas:
las que tenían lugar dentro del matrimonio y las de guerreros solteros
con sacerdotisas dedicadas a la prostitución ritual.
Estas últimas se consideraba que estaban protegidas por la diosa Xochiquétzal.
Estas relaciones siempre se mantenían antes de que los guerreros
partiesen a la batalla.
El adulterio, por otra parte, era severamente castigado.
Cada aspecto de la vida sexual estaba asociado a un dios diferente.
Otro aspecto fundamental en la vida cotidiana de los aztecas
era la educación, que era obligatoria, aunque con diferencias
según el sexo.
Para los chicos había dos tipos de escuelas: el telpochcalli y el calmecac.
En el primero se estudiaba en la escuela pero se iba a dormir a casa
por las noches y el segundo era una especie de internado que
se reservaba casi íntegramente a los nobles.
Las chicas en cambio eran educadas por sus madres en casa para
realizar las tareas del hogar. Sólo las nobles podían ir a aprender
a una especie de monasterio donde vivían hasta el momento
del matrimonio.
En esta educación, la religión tenía un papel importante, pero también
se aprendía escritura, lectura, historia y música.
Fin
AMIGOS DE 60 si les ha gustado esta reseña, los invito a la sección
"Culturas Precolombinas", en donde encontrarán más culturas, tanto
mexicanas como de otros países americanos.
Con amor...
Flaquita