Viernes de la VI Semana de Pascua
(Mayo 26 del 2017)
PRIMERA LECTURA, DEL Libro de los Hechos de los Apóstoles 18,9-18.
Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión:
"No temas. Sigue predicando y no te calles.
Yo estoy contigo. Nadie pondrá la mano sobre ti para dañarte, porque en esta ciudad hay un pueblo numeroso que me está reservado".
Pablo se radicó allí un año y medio, enseñando la Palabra de Dios.
Durante el gobierno del procónsul Galión en Acaya, los judíos se confabularon contra Pablo y lo condujeron ante el tribunal, diciendo:
"Este hombre induce a la gente a que adore a Dios de una manera contraria a la Ley".
Pablo estaba por hablar, cuando Galión dijo a los judíos:
"Si se tratara de algún crìmen o de algún delito grave, sería razonable que los atendiera.
Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres, y sobre la Ley judía, el asunto les concierne a ustedes; yo no quiero ser juez en estas cosas". Y los hizo salir del tribunal.
Entonces todos se apoderaron de Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon ante el tribunal. Pero a Galión todo esto lo tuvo sin cuidado.
Pablo permaneció todavía un cierto tiempo en Corinto. Después se despidió de sus hermanos y se embarcó hacia Siria en compañía de Priscila y de Aquila.
En Cencreas, a raíz de un voto que había hecho, se hizo cortar el cabello.
PALABRA DE DIOS
¡TE ALABAMOS SEÑOR!
Salmo responsorial 46,2-3,4-5.6-7
R./ Dios es el rey del mundo
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor altísimo es terrible, emperador de toda la tierra.
R./ Dios es el rey del mundo
Él nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones; él nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado.
R./ Dios es el rey del mundo
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: tocad para Dios, tocad; tocad para nuestro Rey, tocad.
R./ Dios es el rey del mundo
PROCLAMACION DEL SANTO Evangelio según San Juan 16,20-23a.
¡GLORIA A TI, SEÑOR!
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará.
Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.
Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre.
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A TI, SEÑOR JESUS!
MEDITACION
«Ahora estáis tristes, pero volveré..., y vuestra alegría, nadie os la quitará»
"Habéis llegado a ser imitadores del Divino Maestro", dijo san Pablo.
¿Cómo es esto? "Acogiendo la Palabra en las pruebas, con la alegría del Espíritu Santo"
(1Tm 1,6).
No solamente en las pruebas sino en medio de las pruebas entre incontables sufrimientos. Se puede ver en los Hechos de los Apóstoles.
Vemos cómo surgió la persecución contra ellos, cómo sus enemigos los denunciaron a los magistrados y soliviantaron la ciudad.
Estaban en la prueba, y no se puede decir que permanecieron fieles con tristeza, lamentándose; No, ellos estaban muy alegres. Los Apóstoles les habían dado el ejemplo: "estaban contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Cristo" (Hch. 5,41 ).
¡Es realmente admirable! Ya es mucho, sufrir la prueba con paciencia; pero con alegría, es mostrarse superior a la naturaleza humana y no tener más, por así decirlo, que un cuerpo impasible.
Pero, ¿cómo han sido imitadores de Cristo? En aquello que Él mismo sufrió sin quejarse, con alegría; porque voluntariamente aceptó las pruebas.
Por nosotros se anonadó, escupido en la frente, agonizando en la Cruz, apeló a Su Gloria: "Padre, dijo, glorifícame"
Nosotros tambièn seamos imitadores de Cristo, aceptemos las pruebas y el sufrimiento con alegrìa, sin quejarnos, con entusiasmo, renovada fe, con y por amor a DIOS, tomemos nuestra cruz y sigamos a Jesùs, El nos darà la fortaleza para soportar el peso, que cada momento será menor, pues Cristo nos ayuda a cargarla, como el Cireneo lo ayudò a èl.
Les aseguro que la recompensa serà grande.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMEN!
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