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Con remotos orígenes en África y traído a tierras europeas, y luego americanas, por los esclavos negros presentes en la historia, el bolero ha calado hondo en pueblos enteros. La cultura popular es siempre un enigma. Nadie puede sustraerse a ella, ni las masas ni las élites. Y en el caso de la música en particular y de la poesía que encierran sus letras cantables, el bolero ha sido y es una manifestación cuya profundidad y perdurabilidad son asombrosas. El bolero es una canción de amor, pero también es memoria y parte destacada de la educación sentimental de muchas culturas del mundo. El espectáculo “Su majestad el Bolero”, a través de anécdotas, textos biográficos y escritos de plumas consagradas, junto a un caudal de melodías fascinantes, nos lleva de la mano a explorar algo de este fenómeno social. El bolero sirve para el cortejo, la serenata, la desazón o el goce amoroso, es parte de la memoria colectiva y es un símbolo poderoso dentro de los códigos pasionales de infinidad de individuos, por encima de creencias o comportamientos sociales. ¿Quién no ha soñado bajo el influjo de los acordes de un bolero? ¿Quién no ha sentido atracción hacia muchas de las mujeres del bolero, sean prostitutas o santas? ¿Quién no ha experimentado amor, odio o repulsión hacia muchos de los hombres del bolero, sean machos, soñadores o amantes apasionados? Pese a la multitud de nuevos ritmos, el bolero ha conseguido mantenerse vivo en el gusto y la memoria de individuos de muchas latitudes, que lo han hecho suyo y han sucumbido a sus encantos, para bailar, cortejar, enamorarse y disfrutar de los placeres que produce. En su música y en sus letras está el sentir de las poblaciones de distintos tiempos históricos, con sus vicios y sus virtudes. “Su majestad el Bolero” es un espectáculo que no dejará indiferente a nadie y la calidad de sus intérpretes, sean cantantes, actores o músicos, garantizan un acercamiento certero, informado y, sobre todo, cargado de auténtica emoción, a este maravilloso género musical.
“El estado amoroso nos eleva a la dimensión de la felicidad sublime… amar es tocar los dinteles de la gloria… El desamor, sin embargo, nos hunde en el horror de la desesperación más lastimosa… ando volando bajo… Amor y desamor… estados contrarios del alma entre los que oscilan mil y una tensiones del corazón. El amor nos sorprende siempre. Nunca estamos preparados para su llegada. Nadie nos enseña a amar. Nadie nos advierte de los riesgos que conlleva ni de las consecuencias que acarrea. Afortunadamente, y desde hace más de un siglo, el bolero es el que se ocupa de nuestra educación sentimental, a lo largo de todo el continente de habla hispana. El bolero es, entonces, la escuela de amor de las Américas”
Angélica Aragón.
“El bolero está en mí desde niño y cuando adolescente. Mis padres lo sentían y cantaban. Mi hermana endulzaba sus noviazgos con boleros. Ya adulto, pero tempranamente, ‘Somos’ y ‘Lo mismo que tú’ acompañaron problemas de mi corazón. El día en que llegué a Gran Bretaña, para mis estudios, asistí, emocionado, a un concierto de la gran Shirley Bassey, en el London Palladium, donde ella estrenó, en su versión en inglés, ‘Esta tarde vi llover’ (‘Yesterday I heard the rain’) y ‘Solamente una vez’ (‘You belong to my heart’). Cuando me establecí en el Sherman, mi teatro base en Gales, el Welsh Dance Theatre estaba en temporada con una coreografía de ‘Angelitos negros’, cantada por Roberta Flack. Y así sucesivamente. Podría llenar páginas. Hoy llega a mi vida, nuevamente, el bolero. Y lo hace con la complicidad entrañable de Angélica Aragón, y acompañado del teclado luminoso de Hebert Clavel, con las voces de mi inigualable Doris, de la cálida y vibrante Salomé y del apuesto Fernando Cravioto. Un privilegio. Ojalá, querido espectador, logre transmitirle algo de la profunda emoción que siento al rendirle pleitesía a ‘Su Majestad, el bolero’