La oración cambia mi conciencia de la separación a la unidad espiritual.
La gracia es el espíritu de Dios obrando como un poder transformador en mí y en mi vida. Sin importar mis creencias, acciones y pensamientos pasados, la gracia está disponible para mí. Tengo acceso a ella al cambiar mi manera de pensar: elevando mis pensamientos a pensamientos de unidad y armonía. Este proceso eleva mi mente de la limitación humana a la conciencia espiritual.
Una práctica que promueve la renovación de la mente es el uso de afirmaciones y negaciones. Dejo ir creencias falsas y luego afirmo que la gracia de Dios fluye libremente en mi vida. En este estado de despertar espiritual, ya no busco mi bien en el mundo físico; por el contrario, lo encuentro por medio de la conciencia de la presencia de Dios actuando en y como toda vida.
Ciertamente de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.—Juan 1:16