Penumbra de la noche, que mi alma se adormece, cual canto del aullido, entre las sombras, reminiscencia de lo vivido, latidos que se pierden en medio de la ausencia, brutal golpe a la esperanza, que anida en el corazón petrificado del hombre que aguarda...
Penumbra de la noche, que mi alma se adormece, cual canto del aullido, entre las sombras, reminiscencia de lo vivido, latidos que se pierden en medio de la ausencia, brutal golpe a la esperanza, que anida en el corazón petrificado del hombre que aguarda...
No halla camino, ni destino, solo una pequeña brecha que lo aguarda, con los sinsabores del alma, desgarrador peregrino que en tus ansias dejasteis todos los sueños de la juventud añorada, mentiras regadas que asolan tus ansias, de verte alguna ves entre brazos de amor cobijado…
Es el canto del alma, que susurra y espera, que calla y anhela, lo que alguna ves fue dichas y desdichas junto al ser amado, no corras, no corras, el tren de la vida ya partió y tu has quedado varado en las historias de aquel pasado, que ya no han de volver…
Se perdieron las notas, la música no suena dentro del alma, se apagan las luces de aquel escenario, donde se entonaban los acordes del amor que te encienden las esperanzas, dejaste el canto, el poema y el concierto, el cual encendía el amor del artista y su bien amada, que hoy yace dormida entre otros brazos…
Mabel Meneghini
Quijote