ABRAXA
Como un diamante sobre el terciopelo de un joyero de ébano sombrío, abandona tu amor sobre mi hastío la diamantina claridad de un cielo.
Rugió la tempestad...: muerto de frío, en ti -jardín en flor- posé mi vuelo, y te bañó mi torvo desconsuelo, ¡oh lirio! , en vez del matinal rocío.
¡Y ni un suspiro de tristeza exhalas! y dejas que mi frente pesarosa empolve con sus pésames tus galas,
¡y que te abrace al fin mi alma tediosa como crispa un murciélago sus alas sobre el cáliz fragante de una rosa!
Juan José Tablada
Quijote
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