EL TRAJE ROSA
Adoro la túnica rosa en que va tu hermosura envuelta; es el tibor de tu garganta; es de tu cuerpo ánfora esbelta.
Frágil como una rosa thé, leve como un ala de abeja, toda te ciñe y te circunda con rauda caricia bermeja.
A la seda tu piel trasmite sus estremecimientos cálidos: a tu piel la seda devuelve reflejo de carmines pálidos.
-¿ Quién urdió la mágica tela con hilos de tu carne misma, en un misterio donde suman luz, seda y piel un móvil prisma?
-¿Son los iris de la alborada; o los nácares de Afrodita; o los rubíes de tu seno lo que en tu clámide se agita?
-¿Quizá las hebras se tiñeron en tus corales de pudor, cuando desnuda contemplabas de tus líneas el esplendor?
Tú, despojada de esos velos -soñada encarnación del arte- ser podrías ante Canova cual otra Venus Bonaparte.
No sé si eres urna de ónice donde ávidos goces van presos, o si lo que tu cuerpo ciñe es una túnica de besos.
Téophile Gautier
Versión de Carlos López Narváez
Quijote
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