Oh Gran Espíritu, cuya voz escucho en los vientos,
cuyo aliento da vida a todo el mundo, Escúchame!:
Vengo ante ti, soy uno de tus tantos hijos…soy pequeño y débil;
necesito de tu fuerza y sabiduría.
Déjame caminar entre las cosas hermosas,
y haz que mis ojos admiren la puesta de Sol roja y dorada…
Haz que mis manos respeten lo que tú has creado,
y que mis oídos sean agudos para oír tu voz.
Hazme sabio, para así conocer las cosas que tu has enseñado a mi pueblo,
las lecciones que tu has escondido en cada hoja, en cada roca…
Busco la fuerza, no para ser superior a mis hermanos,
sino para ser diestro en combatir a mi mayor enemigo: Yo Mismo.
Haz que este siempre dispuestos a ir hacia ti con las manos limpias
y la vista recta; asi, cuando la vida se apague como la luz del atardecer,
mi Espíritu podrá ir a ti sin ninguna vergüenza...
( Autor desconocido)
MARICRISTI