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General: POR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA MUJER
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: MARA  (Mensaje original) Enviado: 31/07/2009 18:56

Por los derechos fundamentales de la mujer

Vengo desde el ayer  desde el pasado oscuro y olvidado  con las manos atadas por el tiempo  con la boca sellada desde épocas remotas.
Vengo cargada de dolores antiguos,  recogidos por siglos, arrastrando cadenas largas e indestructibles. 
Vengo desde la oscuridad,  del pozo del olvido  con el silencio a cuestas,  con el miedo ancestral  que ha corroído mi alma  desde el principio de los tiempos.
Vengo de ser esclava por milenios,  esclava de maneras diferentes: 
sometida al deseo de mi raptor en Persia,  esclavizada en Grecia bajo el poder romano,  convertida en vestal en las tierras de Egipto, ofrecida a los dioses en ritos milenarios  vendida en el desierto  o canjeada como una mercancía.
Vengo de ser apedreada por adúltera  en las calles de Jerusalén  por una turba de hipócritas,  pecadores de todas las especies  que clamaban al cielo mi castigo.
He sido mutilada en muchos pueblos  para privar mi cuerpo de placeres y convertida en animal de carga,  trabajadora y paridora de la especie.
Me han violado sin límite  en todos los rincones del planeta  sin que cuente mi edad madura o tierna  o importe mi color o mi estatura.

De unos y de otros siempre esclava,  de unos y de otros  dependiente,  menor de edad en todos los asuntos,  invisible en la historia más lejana y olvidada en la historia más reciente.
Yo no tuve la luz del alfabeto, durante largos siglos  aboné con mis lágrimas  la tierra que debí cultivar  desde mi infancia.
He recorrido todos los caminos  he arañado paredes y ensayado silencios  tratando de cumplir con el mandato  de ser como ellos quieren  mas no lo he conseguido.
Jamás se permitió que yo escogiera  el rumbo de mi vida.  He caminado siempre en una disyuntiva  ser santa o prostituta.
Pero seguí  viviendo, arando,  cosechando, cosiendo,  construyendo, cocinando, tejiendo, curando, protegiendo, pariendo,  criando, amamantando, cuidando  y sobre todo amando.
Después fui costurera,  campesina,  sirvienta,  labradora,  madre de muchos hijos miserables,  vendedora ambulante, curandera,  cuidadora de niños o de ancianos,  artesana de manos prodigiosas,  tejedora,  bordadora,  obrera,  maestra,  secretaria, enfermera.
Y un día me dolí de mis angustias  un día me cansé de mis trajines,  abandoné el desierto y el océano,  bajé de la montaña,  atravesé las selvas y confines  y convertí mi voz dulce y tranquila, en bocina del viento en grito universal y enloquecido.

Y convoqué a la viuda, a la casada,  a la mujer del pueblo, a la soltera,  a la madre angustiada, a la fea,  a la recién parida, a la violada,  a la triste, a la callada, a la hermosa,  a la pobre, a la afligida, a la ignorante,  a la fiel, a la engañada, a la prostituida.
Y  formamos con todas nuestras quejas  un caudaloso río que empezó a recorrer el universo ahogando la injusticia y el olvido.
Las mujeres, por fin, lo descubrimos. ¡Somos tan poderosas como ellos  y somos muchas más sobre la tierra! ¡Más que el silencio y más que el sufrimiento! ¡Más que la infamia y más que la miseria!

Que este canto resuene  en las lejanas tierras de Indochina  en las arenas cálidas del África, en Alaska y  América Latina,  llamando a la igualdad entre los géneros  a construir un mundo solidario  –distinto, horizontal, sin poderíos-  a conjugar ternura,  paz y vida,  a beber de la ciencia sin distingos.
A derrotar el odio y los prejuicios,  el poder de unos pocos,  las mezquinas fronteras,  a amasar con las manos de ambos sexos  el pan de la existencia.

De la red

Mara



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