Está arruinando la tecnología la infancia de las nuevas generaciones?
Los nuevos entretenimientos electrónicos alejan a los niños de la exploración y conocimiento del mundo natural y sus congéneres, obtenida a través de los juegos.
Horas corriendo sobre el campo de fútbol, jugando con muñecas o simplemente lanzando pelotas en la cancha de básquetbol; esas son sólo algunas de las actividades por las que los niños de hoy en día se sienten cada vez menos interesados. El parque, las chapas, las canicas y el bocadillo han sido sustituidos por el centro comercial, los videojuegos, la televisión y la hamburguesa. Desaparecida la calle como lugar de encuentro entre niños pequeños y adolescentes, debido, entre otras razones, a la escasez de zonas seguras para jugar y el miedo de sus padres al tráfico o a que alguien pueda hacerles daño, las ciudades se han convertido en un lugar poco adecuado para la diversión de los niños. En la actualidad, el juego libre en espacios abiertos es poco menos que misión imposible, sobre todo si asociamos esta nueva realidad a largas jornadas escolares, actividades extraescolares y la invasión de productos informáticos de ocio. En los nuevos hábitos de ocio de nuestros hijos cada vez se tiende más al aislamiento, al juego individual y sedentario.
Derecho a jugar
La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce el derecho "al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas" de todos los niños y niñas. Las diversas actividades lúdicas que practican los niños influyen en su posterior desarrollo, de modo que los pequeños que se entretienen con videoconsolas o Internet son más introvertidos y solitarios que los que juegan en la calle. En una sociedad que está marcada por un ritmo de vida apresurado y unas agendas sobrecargadas, tanto de adultos como de niños, el tiempo que padres e hijos tienen para hacer actividades juntos se reduce. Los padres tienen poco tiempo para sus hijos, hasta el punto de producirse extremos como el de esos "niños llave" que salen del colegio y van solos a casa, donde más o menos se "buscan la vida".
DE ESTA FORMA, TAMBIEN NOS DIVERTIAMOS
Lo que mas nos gustaba era llegar al cielo en dos formas lúdicas fuertemente universalizadas: la rayuela y las hamacas. En la primera, saltar, equilibrarse, tropezar, caer, volver a empezar. En la segunda ascender hasta tocar las ramas de los árboles, aceptando la voluptuosidad del vértigo y el cambio de percepción. Llegar al cielo, alejar los espíritus malignos y sacar almas del purgatorio, primitivos significados perdidos en el olvido.
EN SINTESIS:
En defensa de la infancia y la juventud, que se encuentran fuertemente amenazadas por el vértigo y la ideología impuesta por los procesos de globalización, proponemos acciones como la elaboración de antologías de juegos infantiles y juveniles tradicionales de países y regiones, antologías de juegos de niños de diferentes edades, ediciones relacionadas con los juegos folklóricos: carpetas de campaña, videos, juguetes tradicionales de fabricación artesanal y comercial; creación de centros especializados para la difusión del valor del juego y preservación de la multiplicidad de sus expresiones, investigaciones compilatorias y ulteriores campañas de difusión en medios masivos de comunicación y en instituciones educativas, creación de cátedras universitarias sobre el juego y el jugar como objeto de conocimiento autónomo, museos vivientes interactivos sobre los entretenimientos populares de la infancia, organización de Cursos, Jornadas y Congresos sobre la multiplicidad de sus manifestaciones en la cultura. Realizaciones que asegurarían un desarrollo más armonioso de niños, niñas y jóvenes, revalorizarían los intercambios y mutuas aceptaciones generacionales, moderando la violencia y haciendo una importante contribución para la paz.