La Sustituta
Nos encontrábamos en época de exámenes y la profesora de lengua estaba enferma, así que vino la sustituta. Tenía el pelo negro y la piel enrojecida; era muy extraña.
Al día siguiente, cuando María recibió su examen se alegró mucho, pues había aprobado con más de un seis.
Días después me fijé en ella y observé que estaba pálida, hasta llegué a ver que se le estaba cayendo el pelo. "Tengo calor", decía María cada vez que alguien se acercaba a ella...
María no volvió a aparecer en clase. Le preguntamos a la profesora sustituta el motivo de por qué María no iba al colegio y nos contestó, entre risas, que estaba muerta; que había fallecido en un incendio... Lo mismo le ocurrió a Carlota. Yo estaba aterrada.
"Esta profesora era muy rara y lo de las dos chicas desaparecidas también", me decía constantemente mi amigo Fran.
Cuando terminaron las clases me fui a casa para ver mi boletín de notas que ya había llegado. El sobre estaba caliente y tenía una esquina quemada. Lo abrí y me alegré de haber aprobado todas: un 7,5 en matemáticas, un 5 en física, un 6 en plástica, etc. En ese mismo instante se me cayó un mechón de pelo; fue muy raro... Entonces lo comprendí todo: mi nota media era un 6,66 y la profesora sustituta era el diablo. La lista de clase disminuía progresivamente.
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