Considero que tanto quienes han crecido en el seno de una familia constituida como quienes no han gozado de esta posibilidad tienen la imagen de que la familia perfecta está compuesta por los dos padres unidos e hijos. Esto es una gran verdad y es a lo que idealmente aspiramos en el momento de conformar una pareja estable con miras hacia el futuro. Pero en ciertos casos, la llegada de niños puede complicar las relaciones entre la pareja, si no tenemos las consideraciones necesarias para que esto no ocurra.

Aquí hay algunas ideas al respecto, para que los hijos contribuyan a la unión familiar:

Los hijos no unen si hay problemas serios en la pareja. Creer que un niño impedirá una separación, mejorará el trato o detendrá infidelidades, por ejemplo, es bastante utópico y agrega una personita más a la infelicidad reinante.

Lo mejor es esperar a que tanto la mujer como el hombre estén listos y dispuestos a ser padres. Quien hoy no lo desea, tal vez en 6 meses o en 2 años cambie de parecer y reciba a ese hijo con total felicidad. Forzar este tiempo interno por la decisión de uno solo no suele dar lugar a situaciones positivas.
La comunicación y el intercambio de opiniones entre el padre y la madre con respecto a la crianza y a la educación de los niños es un punto básico para la salud de la familia. Traten de llegar a todos los acuerdos posibles sin mostrar divisiones delante de los chicos.

La convivencia con hijos es totalmente diferente a la anterior, cuando eran dos personas adultas solas. Pretender que no haya modificaciones profundas en la rutina diaria es no darse cuenta de que las cosas han cambiado. Tanto el padre como la madre necesitan ajustarse a sus nuevos roles, que también incidirán en la relación de pareja.

Los hombres no son adivinos. Las mujeres con hijos precisan ayuda extra de ellos, y pedirla claramente es mucho mejor que quedarse rumiando porque “él nunca hace tal o cual cosa”.

Las mujeres con hijos, lógicamente, están más cansadas y tienen menos tiempo que antes, cuando no los tenían. También, el foco de atención y las prioridades han cambiado por completo. Creo que es preciso ser lo suficientemente inteligentes para no hacer que el papá de nuestros hijos se sienta dejado de lado o, peor aún, ignorado debido a nuestra excesiva dedicación a los pequeños. Esto no sólo incluye el cuidado de la casa y la comida, sino también nuestro aspecto exterior y demostrar interés emocional y sexual hacia él. No es lo mismo una merma en la pasión que el rechazo o el desgano. La cohesión y el bienestar de la pareja dependen en gran medida de la inteligencia de la mujer (como sostengo siempre).

¿Piensas que los hijos unen o desunen a las parejas?

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