Se busca un alma de niño que fue vista la última vez dentro
de nosotros mismos, hace ya mucho tiempo...
El saltaba, reía y era feliz con sus juguetes viejos...
Se alborotaba cuando le regalaban juguetes nuevos,
dando vida a las muñecas, soldaditos de plomo, láminas y figuritas...
Aplaudía con energía cuando iba al circo,
cuando cantaba músicas en grupo,
cuando sus padres le compraban helados de chocolito y choco-panda...
Se emocionaba al escuchar historias contadas por la madre
o cuando leía aquellos libros que la madrina le daba cuando iba a visitarla...
Lloraba cuando pateaba sus juguetes: aquel juego de té lleno de tacitas
con las que sevía a sus muñecas, o los carritos de grúa,
tractores y furgones...
Hacía pucheros cuando la profesora le castigaba,
pero era feliz con sus amigos;
su pureza, su inocencia, su esperanza y su enorme voluntad de ser una
gran persona y hacer cosas que no solamente soñase,
sino cosas importantes en un futuro que le parecía todavía tan distante...
¿Donde está? ¿ Para qué lado fué? Quien la encuentre, que nos lo diga...
Todavía estamos a tiempo para que reviva, retomando un
poco de alegría de nuestra infancia y dejando al alma dar carcajadas,
pues al final, aún cuando las uvas se transformen en pasas,
el corazón es siempre un niño dispuesto a jugar.
Para no dejar morir al niño que tenemos dentro...
déjenlo salir, jugar y soñar....
Me gustó y se los envío.
Mara
Lilith Design
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