Durante la era glacial, muchos animales morían por causa del frío.
Los puercoespín, percibiendo esta situación,
acordaron vivir en grupos;
así se daban abrigo y se protegían mutuamente.
Pero las espinas de cada uno herían a los vecinos más próximos,
justamente a aquellos que le brindaban calor. Y por eso,
se separaban unos de otros.
Pero volvieron a sentir frío y tuvieron que tomar una decisión:
o desaparecían de la faz de la tierra o aceptaban las espinas de sus vecinos.
Con sabiduría, decidieron volver y vivir juntos.
Aprendieron así a vivir con las pequeñas heridas que una relación
muy cercana les podía ocasionar, porque lo realmente importante
era el calor del otro. Y así sobrevivieron.
Madeleine E. Belliard. Extracto de su libro
"Despertando a la Nueva Conciencia".
Mara