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El amor es la unión de dos soledades
El amor es un arco iris que llena nuestra alma y nuestro corazón de infinitos colores, y que a pesar de la lluvia, mantendrá sus tonos coloridos y alegres. Pero si este arco iris se convierte en un tormento, es mejor que se lo lleve el viento.
“¡ Ojalá, Agatón, que la sabiduría fuese una cosa que se pudiese pasar de un espíritu a otro...!” (1) Ojalá así fuese, y no solo con la sabiduría sino con el amor, porque si en algún momento de mi largo camino cualquier ser con un alma cristalina y plácida se enamorara de mí y yo no le pudiera corresponder, me gustaría que sucediera lo que acabó de decir Sócrates a Agatón. Me gustaría que ese ser me transmitiera todo su cariño, de tal manera que yo me pudiera enamorar de el. Aunque yo sabría en ese instante que mi cuerpo, es demasiado pequeño, para contener todo el amor de ese ser enamorado. Pero si hablo de amor, hablo de Eros, porque él era el Dios del amor entre los griegos. Y fue adorado en Tespias, y allí se celebraban cada cuatro años fiestas en su honor, las Erotiadas. El era astuto, era el Dios más anciano, el primero que fue concebido, el nos da paz y nos separa del odio. Aunque a mí parecer, el amor esta ligado al odio, porque por donde se van el amor y el sentimiento, llegan el odio y el resentimiento. Pero para que haya un amor verdadero tiene que haber alejamiento, para no ser tan posesivo con la otra persona, y de este modo el amor quedará para siempre unido.
El amor inspira al hombre para vivir mejor, para ser mejor; no es una excusa para dejar de crecer. Es una pasión que todo lo abarca, una fuerza arrolladora, que me transmite un entusiasmo abrumador. El amor es no dominar al otro, no engañar al otro, porque cuando la persona que uno ama lo encuentra cometiendo una falta, uno se siente con una vergüenza enorme y también se siente confundido.
Cuando uno ama, uno “preferiría morir mil veces antes que abandonar a la persona amada...” (2) porque llega un momento en el que uno ya no se puede desprender de esa ilusión, de esos sueños compartidos, de esas metas anheladas. Yo, por salvar del peligro a las personas que amo, sería capaz de dar hasta mi vida. Cuando las personas que yo amo están mal, yo también me siento mal, y comparto su dolor, y su tristeza. Porque el amor es la fuente de solidaridad. Y no me gustaría ver sufrir a mis seres queridos, de igual modo no me gustaría que ellos me vieran sufrir, porque sé que se sentirían mal. Un amor sincero, desinteresado, noble y generoso es el mejor regalo que uno le puede dar a cualquier persona. El ser que ama de esta manera tiene un alma pura, y es feliz aunque su amor no tenga eco.
prospe.
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