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Las personas reaccionan con nosotros de acuerdo con el reflejo que les damos. Si siempre sonríes, alegre, vas a tener personas a tu alrededor; si eres malhumorado, van a mirarte de reojo y evitar tu compañía. Y como una bolita de nieve descendiendo por la colina, la situación tiende a complicarse cada vez más.
El caso es que estás siempre queriendo agradar a los demás, no a ti mismo. Buscas la aprobación exterior, cuando tú mismo deberías aprobarte.
La opinión que tenemos de nosotros mismos es muy importante. Y, aunque se niegue, la opinión que los demás tienen de nosotros es importante también, aunque en menor grado. Pero atención: una opinión exagerada de ti mismo, tanto en un sentido como en otro, es nociva. El equilibrio es fundamental.
Sin interferir con tu personalidad, puedes cambiar. Aprende a ser una persona bonita, sin buscar la aprobación exterior; eso vendrá por añadidura.
Pon una sonrisa en tu rostro, aún estando a solas. Acuérdate siempre de cosas graciosas o bonitas, eso te proporcionará un aire de felicidad. Y la felicidad interna lleva belleza al exterior, por los ojos, por las actitudes, por los gestos y hasta por el habla.
Cultiva la serenidad, aprende la paciencia y el arte de saber escuchar. Habla un poco menos y mira más a los ojos de los que hablan contigo pues eso da seguridad. Cuando no sepas qué decir, da un abrazo. Eso también vale.
Procura hacer las cosas que te gustan. Date placer, regálate de vez en cuando.
Cuida de tu salud física, mental, espiritual. No cultives resentimientos pues son hierbas dañinas y vuelven feas a las personas. Cultiva más la palabra perdonar.
Son las cosas pequeñas las que conducen nuestra vida. E influyen en nuestro ambiente. Sentirse bien consigo mismo es dar a los demás el regalo de un nuestro yo satisfecho. Todo el mundo se beneficia.
Antes de dormir, piensa siempre en algo bonito y deja las preocupaciones para el día siguiente. Dormir preocupado no resuelve los problemas, por eso es mejor dormir feliz.
Tú eres un ser importante. Para ti, para el mundo, para Dios.
Letícia Thompson
Mara
Lilith Design
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