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Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandonando un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo
cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo
exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
Pablo Neruda
Mara
Lilith
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