Muchos de nosotros expresamos gratitud sin sentirla. Cuantas veces hemos agradecido a otra persona por algo, sin detenerse a pensar que hay detrás de esta palabra - gracias. Damos las gracias, como una respuesta automática, porque cuando éramos pequeños nos han enseñado que hay que agradecer y lo hemos aprendido muy bien.
Pero de lo que hemos olvidado es que la expresión real del agradecimiento no está en las palabras, sino en el interior. Pocos de nosotros podemos afirmar que tenemos un sentimiento profundo de gratitud por todo aquello que tenemos, lo que poseemos y de cada momento que vivimos.
Agradecer conlleva aceptar y sentirnos contentos con lo que nos sucede. Cualquier experiencia la podemos considerar de dos maneras: con ojos de la carencia o de la abundancia. La actitud de estar agradecido apunta ver el lado positivo de lo que nos rodea, sean situaciones, personas…
Cuando sabemos agradecer con corazón por lo que tenemos, quienes nos rodean y las situaciones que vivimos, sean positivas o negativas experimentamos bienestar y tranquilidad. Porque la gratitud - es energía de pensamiento y sentimiento de alta vibración positiva. Gratitud es una vibración electromagnética constante a la que podemos acceder simplemente desprendiéndonos de nuestras dramas mentales y emocionales. La gratitud incondicional no pretende controlar la situación; lo que hace es liberarnos del estrés y el sufrimiento, reemplaza nuestra frustración por la paz, la alegría y la felicidad que son nuestros sentimientos de naturaleza. Es imposible sentir preocupación, rabia, depresión o cualquier otra emoción negativa en presencia de la autentica gratitud.
“ No puede haber en el mismo lugar y al mismo tiempo un hermoso día de sol y un oscuro día de tormenta”.
La gratitud tiene que ver con sentirnos llenos, completos, capaces, con el hecho de sentir que tenemos todo lo que necesitamos y que nos lo merecemos. La gratitud nos ayuda de ver más allá de nuestras dudas y miedos.
De la red
Mara
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