Tu cuerpo habla
Hasta el 90% de lo que nos decimos no tiene nada que ver con nuestra palabras, sino con nuestro cuerpo. El número de signos no verbales estudiados por los expertos supera el millón. Somos capaces de leer el lenguaje corporal, de forma más o menos consciente. Fiarse de estos mensajes no es una frivolidad, sino algo necesario en un mundo basado en las relaciones. Nos permite hacernos una idea de si una persona es afín a nosotros. Y sin necesidad de conocerla a fondo.
A diferencia de las palabras, el lenguaje corporal no engaña. Siempre hay algún gesto que delata la mentira. Al hablar nos olvidamos del cuerpo, y éste se expresa por sí solo. Eso sí, este lenguaje varía de una cultura a otra. Los países árabes, latinoamericanos y mediterráneos son los más expresivos y “tocones”. Anglosajones y nórdicos respetan más el espacio personal, y los japoneses consideran de mal gusto incluso tocar a alguien que les acaban de presentar.
Cómo transmitir confianza
• Manos y piernas relajadas. Mostrarlas así es un gesto de confianza. También es importante cómo nos sentamos. Con un desconocido, lo ideal es situarse en ángulo, ni de frente ni al lado.
• Interpretar las emociones. El cuerpo reacciona a los distintos estados de ánimo. El enfado se traduce en labios apretados, mirada dura, cuerpo tenso y puños cerrados. La alegría, en una sonrisa amplia, ojos brillantes y hombros relajados. La ansiedad provoca movimientos rápidos e inquietos...
• Para integrarse en un grupo. Hay que tratar de imitar su lenguaje corporal. La actitud debe ser en cualquier caso abierta: espalda siempr erguida, brazos y piernas sin cruzar, manos a la vista, sonrisa amplia y contacto visual directo, pero no físico. Sólo se puede tocar al otro en el momento de la presentación y de la despedida.
• Para una entrevista. Ante todo, debes aparentar seguridad sin ser agresiva: sonríe, cuida tu tono de voz, sostén la mirada y relaja tu cuerpo. Un truco que utilizan los actores: imagina que un hay un hilo en el centro de tu cabeza y que te sostiene manteniendo tu cuerpo bien erguido. Así, tu presencia inmediatamente será más poderosa.
• Para acercarte a un desconocido. Si quieres intimar, establece contacto visual sin resultar grosera (la mirada directa y fija causa rechazo). Y sonríe, siempre. Después, acércate con naturalidad y gana terreno poco a poco. Respeta su espacio personal, manteniéndote a un metro de distancia.