Los inditos, Chano y María, son novios y se quedan de ver en la plaza del pueblo.
Transcurre media hora, una hora... y Chano se comienza a desesperar cuando a lo lejos, por la calle empedrada, viene corriendo María, dando huarachazos en el suelo.
Enfrente de Chano se tropieza dando una tremenda vuelta de campana, y como no traía calzones, se le vio hasta la muela del juicio.
Toda apenada, se levanta como resorte diciéndole a Chano:
"!Ay Chano, vistes mi agilidá!"
"Pos sí María, pero en mi pueblo a eso le llaman jundillo".