C O N T I N U A
6:10 -- "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza". Para concluir su carta Pablo describe la armadura que el soldado cristiano debe llevar para fortalecerse en el Señor. En esta armadura vemos una combinación perfecta de la gracia divina y la responsabilidad humana. "Fortaleceos" (vosotros) "en el Señor".
Cada cristiano debe prepararse con un "traje" completo de armadura. Es algo que llevar, y no algo que ver y admirar. Debemos hallar nuestra fuerza en el Señor. "Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Cor. 10:3-5). Los religiosos -- aunque sean hermanos -- que emplean tácticas carnales no pelean por el Señor.
Recuérdese lo que Pablo ya había dicho en esta carta acerca del poder de Dios (1:19,20; 2:6; 3:20); también en Rom. 1:16, "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree".
6:11 -- "Vestíos de toda la armadura de Dios, para podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo". Es importante enseñar y predicar sobre el tema de la armadura de Dios, pero lo más importante es que la llevemos. No dice Pablo, "Analice la armadura", sino "Vestíos de la armadura".
Recuérdese siempre que Dios ha demostrado su gran poder en resucitar a Cristo, y en resucitarnos a nosotros de la muerte espiritual, para hacernos sentar en lugares celestiales. Cristo derrotó a Satanás, y esto nos asegura que podemos hacer lo mismo. Sin embargo, para hacerlo es indispensable que llevemos la armadura asignada por Dios. La recompensa es para los que puedan vencer (Apoc. 2:7, 11, 17, etc.).
-- "las asechanzas del diablo". El diablo existe. No es una ilusión. Es una persona, un espíritu maligno que no tiene cuerpo pero sí existe. Es llamado "Satanás" que significa "adversario"; lucha sin cesar en contra de Dios y su pueblo. Tiene un ejército, bien organizado. Tiene sus huestes. El campo de batalla es el corazón humano (2 Cor. 3:4, 5). Tanto el diablo, como el Señor, quieren tomar posesión del corazón humano. ¿Qué son las "asechanzas" del diablo? La palabra significa "engaño o artificio que se hace para perjudicar a otro" (Larousse).
Obsérvense algunos ejemplos: (1) mezclar el error con la verdad para que sea más plausible (Gén. 3:4, 5, 22); (2) citar textos bíblicos pero torcerlos para enseñar el error (Mat. 4:6; 2 Ped. 3:16); (3) aparecer como ángel de luz, y presentar a sus ministros como ministros de justicia y aun como apóstoles de Cristo (2 Cor. 11:13-15); (4) tratar de imitar a Dios, haciendo prodigios engañosos (2 Tes. 2:1-4, 9); (5) sembrar cizaña entre el trigo (Mat. 13:39); (6) convencer y animar a sus seguidores a pintar caricaturas ridículas de él para que la gente crea que en realidad él no existe, sino que "Satanás" es simplemente la invención de la imaginación humana (como le es "Santa Claus"); (7) entrar en lugares (la iglesia) donde no se espera que entre (2 Tes. 2:4); y (8) prometer que el bien se realiza haciendo el mal (Luc. 4:6, 7); Rom. 3:8).
El diablo empleará, pues, cualquier método que se pueda utilizar para vencer y destruir a los hijos de Dios. Otros ejemplos de sus métodos son: la atracción de placeres mundanos, el amor al dinero, el temor a la persecución, el deseo de agradar a los hombres (mayormente a los familiares y amigos), lo contagioso del mal ejemplo, y lo agradable del mundo.
Uno de los poderes más destructores del diablo es la enseñanza de personas muy "educadas", que ridiculizan a la Biblia, la iglesia, la existencia de Dios, y a la vez enseñan la evolución, la "educación sexual", y el humanismo (que el hombre depende de sí mismo para todo, y que no depende de Dios para nada). Lo que Pablo dice en 2 Cor. 10:5 se aplica a todas las enseñanzas satánicas.
¿Quién, pues, no puede ver la importancia de vestirse de toda la armadura de Dios? No se debe omitir nada. Es para nuestra defensa, y es para nuestra pelea en la batalla del Señor. Es una locura avanzar contra el enemigo con la armadura de la sabiduría y filosofía humanas y sin la armadura de Dios.
6:12 -- "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne", no contra el hombre.
-- "sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". No luchamos contra meros hombres, sino contra hombres inspirados por Satanás, contra hombres que son títeres e instrumentos del diablo, para llevar a cabo su obra en la tierra. Satanás entró en Judas (Luc. 22:3); entró en Ananías y Safira (Hech. 5:3); trabajó por medio de los judíos y romanos para crucificar a Cristo y para perseguir a los cristianos. Es el criminal principal, el jefe de todos los criminales en el universo.
Pero es el "príncipe de este mundo" (Juan 12:31); es el "dios de este siglo" (2 Cor. 4:4). Usa "lazos" (1 Tim. 3:7; 2 Tim. 2:26), y tiene muchos cautivos (2 Tim. 2:26), pero Cristo lo derrotó, e hizo posible la libertad para todos (Heb. 2:14,15). Esto demuestra que Satanás no tiene poder ilimitado. Podemos escapar de sus tentaciones (1 Cor. 10:13), y podemos resistirlo (Sant. 4:7; 1 Ped. 5:8,9).
-- "las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales". La palabra "tinieblas" se refiere a toda fuerza satánica que se opone a la luz de Dios. Se refiere al antagonismo contra la voluntad de Dios. En esta categoría se incluyen todas las influencias mundanas, y todas las "huestes espirituales". Los poderes espirituales quieren ganar el espíritu (el corazón) del hombre. Hay una lista interminable de estas fuerzas espirituales: incluye el paganismo, el judaísmo, la idolatría, la superstición, la hechicería, el comunismo, el catolicismo, el movimiento "anticristo" de los "Testigos" del Atalaya, el sectarismo, el liberalismo, el extremismo, el materialismo, etc.
Recuérdese que esta lucha tiene que ver con ideas, enseñanzas y filosofías, para ganar la mente y el corazón del hombre. Es por eso que Satanás siempre ha tenido tantos falsos maestros y engañadores en el campo religioso. "Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas" (1 Reyes 22:19-23). Así hablan los voluntarios de Satanás. ¡Cuántos hombres y mujeres ofrecen su servicio a Satanás! (Estúdiense con cuidado los siguientes textos: Mat. 16:23; 23:15; Juan 8:44; 2 Cor. 11:13-15. Los cristianos prestan sus miembros -- y esto incluye su cabeza -- solamente a Cristo, Rom. 6:12-18).
6:13 -- "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo". La Biblia nos enseña que podemos resistir al diablo (Sant. 4:7; 1 Ped. 5:8,9), y que podemos vencerlo. Un gran número de santos lo han hecho, y lo están haciendo ahora. Pero para vencer es preciso llevar toda la armadura de Dios. Que todos oigan esta exhortación: "tomad toda la armadura".
El propósito de tomarla es para resistir al diablo en el día malo. Es probable que el "día malo" se refiera a la tentación o prueba severa, algún encuentro crítico con Satanás, alguna crisis en la vida. Pero no siempre sabemos precisamente cuándo alguna prueba o tentación grande pueda venir, y tenemos que estar preparados todo el tiempo. De esta manera podemos decir con el salmista, "¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?"
¿Cuál es la mejor defensa del cristiano? Su mejor defensa es el ataque contra el mal. No conviene que los cristianos estén sentados esperando el ataque del enemigo. Pablo describe los soldados listos para entrar agresivamente en la pelea contra el diablo. Se defienden mientras atacan. Esta armadura no tiene que ver simplemente con la defensa del cristiano cuando es atacado por Satanás, sino con la protección del cristiano en la batalla que él mismo inicie contra el enemigo.
Pablo demostró esto en su ministerio: (1) peleó continuamente contra los errores de los judaizantes; (2) denunció los errores de los corintios (la división, la fornicación, la litigación, etc.); (3) denunció a los tesalonicenses que no trabajaban; (4) atacó severamente las especulaciones vanas de los colosenses; (5) Hech. 13:13-28 narra las luchas continuas de Pablo durante su ministerio que se extendió a todos los países. Sus labores constituyeron una "guerra ofensiva" contra el mal. Los apóstoles encontraron "el mundo entero ... bajo el maligno" (1 Juan 5:19), y atacó fuertemente su indiferencia. Su obra causó mucho conflicto, porque el mundo no quiere que le moleste. Pero léanse Hech. 17:6; 19:19; 19:23-27, etc. para ver cómo la predicación de Pablo y sus compañeros causó conflictos entre ellos y los siervos de Satanás. Invadieron el territorio del diablo, porque este adversario tenía algo muy valioso en su poder: tenía en cautividad a muchas almas, y Pablo quería librarlas para Cristo.
-- "y habiendo acabado todo, estar firmes", guardando el terreno ya ganado, y estando firmes contra el enemigo, no rendirse, sino vencerlo siempre, resistiendo sus ataques, y luchando para tomar más territorio para Cristo.
El soldado cristiano debe estar siempre firme, defendiendo y perseverando en la doctrina apostólica. El que no lo hace puede caer en el error. ¿Quién puede estar en pie delante de Dios en el día final? No los pecadores (Sal. 1:5), sino los que están firmes, "habiendo acabado todo".
6:14 -- "Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad". Pablo se refiere al cinto ancho llevado por el soldado romano. La ropa suelta fue ceñida para que no impidiera el movimiento libre (véase 1 Ped. 1:13). El cinto nuestro es la verdad, tanto subjetiva como objetiva, porque la palabra "verdad" incluye la idea de la sinceridad. Para ceñir bien sus lomos, el cristiano debe creer la verdad y amarla de todo el corazón, y ser sincero en su lucha por la verdad y contra el error. Esta exhortación tiene mucho que ver con la franqueza.
Cada persona debe preguntarse, "¿Quiero sinceramente entrar en esta pelea, y luchar contra las fuerzas de Satanás? ¿Soy sincero(a)?" Sobre todo el guerrero del Señor debe poseer la integridad. "Siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo" (4:15). "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo" (Sal. 51:6). "Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad" (Jueces 7:3).
-- "y vestidos con la coraza de justicia". La coraza cubre el pecho (el corazón, los pulmones). La justicia no es la expresión piadosa en la cara, ni el tono "consagrado" en la voz. No significa llevar títulos religioso (Mat. 23:8,9). No es difícil reconocer la justicia, porque "Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él ... Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo" (1 Juan 2:29; 3:7). Dice el Salmo 119:172, "Todos tus mandamientos son justicia". La coraza se menciona también en 1 Tesal. 5:8, "Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo". En 2 Cor. 6:4-7 Pablo dice, "nos recomendamos en todo como ministros de Dios ... con armas de justicia a diestra y a siniestra". Sin la justicia (nuestra coraza) no tenemos defensa, y no hay seguridad de la salvación. Sin ella no hay fuerza para atacar las fortalezas de Satanás, y no puede haber victoria para Cristo.
6:15 -- "y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz". En este texto Pablo habla de "paz" en el contexto de guerra. Pero esta paz no se logra por medio de algún compromiso con el diablo. Es la paz de Rom. 5:1; Fil. 4:7; y 2 Tim. 4:7, 8. Cuando peleamos contra Satanás estamos trabajando por la paz. El pacificador de Mat. 5:9 no es algún individuo muy tolerante que permita todo y que no se oponga a nadie ni a nada, sino es el guerrero de Cristo que busca la paz a través de victorias sobre Satanás. No tenemos paz con Dios, ni con cristianos fieles, si no estamos firmes en nuestra lucha contra el pecado y el error. El evangelio produce paz con Dios, no con el diablo y sus siervos.
6:16 -- "Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno". El escudo del soldado romano era grande y rectangular como una puerta. Al dar contra el escudo los dardos encendidos se apagaban y sus puntas se quebraban. Satanás tiene muchos dardos.
Sus dardos producen en el corazón y en la conducta las cosas carnales mencionadas en Gál. 5:19-21, y en los otros catálogos del pecado. Pero con el escudo de la fe podemos apagarlos.
6:17 -- "Y tomad el yelmo de la salvación". Este yelmo que protege la cabeza es la esperanza (véase 1 Tesal. 5:8). "Porque en esperanza fuimos salvos" (Rom. 8:24). La esperanza es el ancla del alma del cristiano (Heb. 6:18,19). "Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados" (1 Juan 2:28). En la lucha diaria es indispensable que el cristiano tenga confianza y esperanza. De otro modo se desalienta y desmaya. En su primera carta el apóstol Juan dice "sabemos" unas trece veces. Leamos esta carta frecuentemente para que recordemos la base de nuestra confianza en Cristo.
-- "y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios". No se necesita otra arma ofensiva, aparte de la palabra de Dios, para combatir y vencer las huestes de Satanás. Por medio de su palabra Dios creó el universo y sostiene todas las cosas. La palabra predicada convence y convierte almas, porque corta y penetra el corazón (Hech. 2:22-37; 5:33; 7:54; Heb. 4:12). Jesús dijo a sus apóstoles, "yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir" (Luc. 21:15). La "espada del Espíritu" debe ser empleada para exponer y derrotar toda forma de pecado y error, las religiones falsas, y las filosofías humanas. Jesús usó esta espada cuando fue tentado (Mat. 4:1-11); tres veces fue tentado, y tres veces dijo "Escrito está". Recuérdese 2 Cor. 10:3-5. Los dardos de Satanás son de fuego, pero "¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?" (Jer. 23:29). Esta "espada" es eterna (1 Ped. 1:23-25). Isaías (11:4) dice acerca del ministerio de Cristo: "Juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío" (compárese Apoc. 1:16).
6:13 -- "orando en todo tiempo", para tener comunicación continua con nuestro "cuartel general". "En todo tiempo"; "orad sin cesar" (1 Tesal. 5:17). La guerra es del Señor; El manda, y es importante que estemos en contacto con El. Muchas campañas militares y muchos soldados se han perdido por falta de buena comunicación entre el ejército y el general. Nuestros recursos son de Dios. El soldado cristiano que lleva toda la armadura de Dios, emplea la espada del Espíritu, y sigue en oración, tendrá una confianza firme de ser vencedor.
-- "con toda oración y súplica en el Espíritu", con alabanzas, con peticiones, con acción de gracias, con confesión de pecados, y con intercesión por otros, "en el Espíritu", en completa armonía con las instrucciones del Espíritu.
-- "y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos". Velar y orar se conectan en varios textos (Mat. 26:41; Hech. 20:31; 1 Tesal. 5:1-8; 1 Ped. 5:8). Velar significa estar alerta, atento. "Con toda perseverancia" (Luc. 11: 5-10; 18:1-8); no desmayar (2 Cor. 4:16). "Súplica por todos los santos", y no solamente por nuestra propia lucha; todos los santos en están la misma lucha. Somos compañeros de milicia.
Cristo intercede por nosotros (Heb. 4:15,16; 7:25; Juan 17:21). Los conversos judíos debían interceder por sus hermanos gentiles, y éstos por aquéllos. Los miembros ancianos y jóvenes deben orar los unos por los otros. Todos somos uno en Cristo, un solo ejército, un solo cuerpo (1 Cor. 12:13-27). Cada soldado tiene necesidad de los demás.
6:19 -- "y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio". Pablo pidió las oraciones de los hermanos para que él tuviera un ministerio exitoso. Habló frecuentemente de sus flaquezas (1 Cor. 2:1-5; 2 Cor. 12:8-10; 1 Tim. 1:15; Efes. 3:8). Fue probado severamente en muchas ocasiones (2 Cor. 11:24-28). Quería hablar con valor en toda ocasión, y mayormente cuando llevaba el nombre de Cristo delante de reyes, gobernadores, y otros hombres eminentes.
-- "el misterio del evangelio", (véase 3:3-5, notas).
6:20 -- "por el cual soy embajador en cadenas", un cuadro incongruente e inconsecuente: Los embajadores son hombres libres que disfrutan de gran dignidad y respeto; es muy incorrecto que estén encarcelados. Pablo era y es embajador de Cristo (2 Cor. 5:20).
-- "que con denuedo hable de él, como debo hablar". Pablo siempre habló con denuedo: delante de los filósofos de Atenas (Hech. 17:22-31); delante de Félix (Hech. 24); delante del rey Agripa, "en cadenas" (Hech. 26:29); y en todo lugar. Escribió esta carta a los efesios desde Roma, donde era embajador de Cristo delante del emperador de Roma, y aunque estaba preso, "la palabra de Dios no está presa" (2 Tim. 2:9). Pidió las oraciones de los santos a fin de que pudiera seguir toda la vida hablando la palabra con valor, y que nunca fuera intimidado y atemorizado como muchos presos. Cristo prometió su ayuda para tales experiencias (Mat. 10:19,20; Luc. 21:12-15; Mat. 28:20).
Observación final sobre la armadura de Dios: la iglesia de Cristo es el ejército del Señor, y es el único adversario verdadero de Satanás. Los que profesan ser soldados en este ejército, pero que en realidad no quieren luchar, deben hacer como los 22,000 que se mencionan en Jueces 7:3, porque no valen nada en el ejército del Señor.
6:21 -- "Para que también vosotros sepáis mis asuntos ... Tíquico". Véanse Hech. 20:14; Col. 4:7,8. Tíquico fue el mensajero que les entregó a los efesios esta carta.
6:22 -- "el cual envié a vosotros para esto mismo". La carta sería de gran aliento para los santos, pero la visita personal de este fiel compañero de Pablo, bien enterado personalmente de la condición de Pablo, sería de mucho consuelo para ellos.
6:23 -- "Paz sea a los hermanos, y amor con fe". ¡Cuántas veces habla Pablo de estas tres cosas! Son temas principales de esta carta. Habla de paz en 1:2; 2:14, 15, 17; 4:3; y 6:15. Habla del amor en 1:4, 15; 2:4; 3:17, 19; 4:2, 15, 16; 5:2, 25, 28, 33. Habla de la fe en 1:15; 2:8; 3:12, 17; 4:5, 13; 6:16. Estas cualidades merecen el mismo énfasis ahora. "De Dios Padre y del Señor Jesucristo", el origen, y la única fuente de estas cualidades.
6:24 -- "La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable (incorruptible). Amén". La gracia siempre será con los tales. La gracia de Dios se recibe a través de Cristo.
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