Interceptas el sueño Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Los Angeles, 29 de mayo de 2010
Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido.
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Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño
Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido. Interceptas el sueño Interceptas el sueño en su camino cuando, entre sábanas, desnudo espero sellar mis ojos y escapar ligero de tanta presunción y desatino.
La noche es el refugio diamantino a que me acojo al fin de mi sendero de días de sudor y estercolero, en que el rosal es simplemente espino.
Mi sueño no es soñar, es el descanso a que aspiro, el utópico remanso de corriente dormida en el olvido.
Mas lo entorpeces tú, reapareciendo una vez y otra vez, siempre eludiendo la ansiedad de mi tacto estremecido.
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