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General: SOCIALISMO LA MAQUINA DE CREAR POBRES
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Da: MARA  (Messaggio originale) Inviato: 16/08/2010 02:17
 
 
 

 
 
 
 
 
 
¡Los socialistas aman tanto a los pobres que los puñeteros siempre los han creado por millones!. La causa de los “pobres de la tierra” siempre la han sabido defender muy bien con propaganda eficazmente elaborada así como con toneladas de desinformación, porque cuando es imposible negar lo real la única vía es ocultarlo; para ello controlan, bien directamente o vía subvención, la mayoría de los medios de comunicación.

Muchos indeseables no soportan ver a gente más rica y próspera que ellos porque les corroe la envidia. Por eso les gusta fabricar pobres porque odian ver gente mejor que ellos, que gestionen mejor la economía, con argumentos eficaces, fieles a principios y más felices.

Lo que realmente ha esclavizado al mundo con la excusa de la Justicia Social ha sido el socialismo. Los rumanos, albano-kosovares, búlgaros, húngaros o polacos que se han desplazado a otros países libres para buscarse la vida son el resultado de esa aberrante gestión política llamada socialismo. Y es lo que habrían tenido los españoles o los chilenos si hubiera culminado la revolución del proletariado que les tenía preparado la antigua URSS.

El socialismo ha cosechado en la historia dos cosas esenciales: hambre para los pobres y paredón para los disidentes. Cien millones de muertos es el balance del socialismo real.


Es verdad que existe una distribución desigual de la riqueza en el mundo, pero esto es debido a la desigual distribución del capitalismo democrático. Hasta un memo sabe que cuanto mayor es el grado de libertad económica en un país y menor es el intervencionismo estatal o capitalismo de estado, mayor es la oportunidad de conseguir más prosperidad, un crecimiento más rápido y un mayor nivel de vida para todos los ciudadanos. Aquellos países que disfrutan de economía de mercado o capitalismo democrático progresan económicamente, pero en los que impera el socialismo intervencionista permanecen pobres. Si destruyéramos la economía de mercado o capitalismo democrático, a base de aplicar la fórmula socialista tradicional de empobrecimiento colectivo, como ahora se empeñan algunos iluminados en hacer, a base de intervencionismo keynesiano, todos pasaríamos a ser iguales, como manda el socialismo, pero, eso sí, iguales de pobres.

Estamos ya hartos de esas recetas socialistas irresponsables para acabar con la pobreza de acá o la hambruna de acullá, tarea siempre inconclusa de liberación del pueblo, cuyos teóricos del saqueo establecen siempre un programa en dos fases:

La primera. Ocultar el fracaso de anteriores planificaciones forzosas y salvamentos colectivos con la hoz y el martillo de enseña.

La segunda. Valerse de la miseria presente para prometer la abundancia futura, copiando punto por punto la fórmula magistral que llevó, en tiempos pasados, a la ruina sin paliativos del pueblo tocado por la varita mágica del socialismo.

Debido al intervencionismo, que defienden los socialistas de todo pelaje y color, es imposible prosperar. Estos autoproclamados defensores de los pobres son en realidad defensores de la pobreza y del gran poder político que parasita a las clases medias. Entre sus adoradas iniquidades se encuentra la vergonzosa y subvencionada política agraria de la Unión Europea, que impide a los habitantes de muchos países pobres salir adelante gracias al comercio libre.

En nombre de los pobres, El socialismo estatista justifica la concentración ilimitada del poder en manos de unos pocos, doctrina totalitaria que sigue siendo invocada en el siglo XXI, a pesar de haber empobrecido a muchos países en el siglo XX. Es obvio que defender a los pobres se ha convertido en un magnífico negocio. Ellos, precisamente, lo han demostrado. Los pobres probablemente no mejoren mucho, pero a ellos no hay más que verlos.

Hacer política para un socialista significa, tal y como vemos cada día, la manipulación de los sentimientos para conseguir beneficios a corto plazo a expensas del resto de la sociedad. Y si va mal la economía gestionada por ellos, como es lógico, los socialistas de izquierdas o de derechas siempre tienen un culpable externo a quien achacar el problema, porque las masas asustadas se manejan mejor si les das un enemigo sobre el que cargar. Dichas masas aborregadas siempre percibirán sus proclamas demagógicas como una salvación y se sumergirán en una ficción de bienestar que les hará cada día más pobres.

Dicen que el socialismo libera al proletariado pero todos sabemos que, en la práctica, apunta en la dirección contraria, o sea, constituye una nítida opresión de los trabajadores. Proclaman los socialistas que el capitalismo global es una barbaridad. En contra, supongo que pensarán que el socialismo global es un paraíso. Eso fue precisamente lo que predicaron los comunistas de sí mismos mientras asesinaban a cien millones de trabajadores en el pasado siglo.

Hipocresía es lo que mejor define a estos falsos amigos de los pobres, quienes, en su nombre, hacen todo lo que está en su mano para que no salgan de su penosa situación. Es lo que define al falso progresismo socialista. ¡Hay que decirlo alto y claro!, los más interesados en que haya pobreza en el mundo son aquellos que justifican su ideología en la existencia de la misma.

Si se permitiera desarrollar plenamente un mercado libre mundial y que los pobres del tercer mundo tuvieran la oportunidad, como la tienen los ciudadanos de los países desarrollados, de disfrutar de todos los bienes y servicios de una sociedad libre que eleva el nivel de vida de todos los ciudadanos, ¿qué sería del futuro de esa ideología demagógica así como de los parásitos que viven a su costa?.

El viejo fantasma socialista, que hoy en día se hace llamar progresismo, representante de los pobres, de los oprimidos, de las mujeres, de los homosexuales, del pueblo, del proletariado; con su toque mesiánico, ansía cambiar de raíz la sociedad y la historia en función de ideas que él mismo no ha asimilado bien, reduciéndolas con frecuencia a simplezas, porque sólo hay algo peor que la ignorancia: la ignorancia en acción en manos de políticos demagogos y populistas.
 dela red
Mara


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