© José Salguero Duarte Depósito legal: CA-3-2010 ISBN -13: 978-84-613-7573-8
© Prólogo: Jesús Cabaleiro
© Fotografías, diseño y composición: José Salguero Duarte
Imprime: Tipografía Mazuelos Teléfono: 956678658 Polígono industrial Palmones II C/ Balandro 38 Los Barrios (Cádiz)
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin la debida autorización por escrito.
Prólogo
Me solicita amablemente José Salguero Duarte que cumpla un viejo compromiso de realizarle un prólogo a uno de sus libros. Si hubiese sido una obra sobre algún aspecto de la actualidad o de tauromaquia, como las que ha editado anteriormente (mejor dicho, autoeditados para mantener su absoluta libertad como siempre reitera), tendría que confesar que hubiera declinado este ofrecimiento. Si he aceptado es porque se trata únicamente de poesía.
Bien sabe Salguero mi predilección por este género del que soy voraz lector y del que cuento con una buena colección de la poesía más variada y de las antologías más recónditas posibles, incluida alguna hasta en los distintos idiomas ibéricos (además de español y portugués, en catalán, gallego y euskera).
Hablar de poesía es hablar de sentimientos, no hay nada más profundo en el ser humano y como bien se sabe, los sentimientos no se pueden regular por nada ni por nadie. Los sentimientos, el amor, siempre lo digo es la droga más dura y no hay mayor adicción que lo que une siente íntimamente. Lo que sale del alma difícilmente se basa en la razón, más bien en el corazón.
He leído con atención el puñado de versos que Salguero desgrana en este libro ‘Flores y guerras’ en cuya presentación ya indica su propio autor está realizada por una persona ante todo; antes que otras consideraciones, desde la misma propia de poeta. Antes somos personas. Cuán rápido se nos olvida esta máxima.
La poesía de Salguero es corta, directa, de un solo golpe y sobre todo implicada en su territorio y vivencias. Aborda desde el amor, el paisaje, la realidad fronteriza que le circunda hasta la actualidad tamizada por una percepción y dicotomía o maniqueísmo de la realidad: vida/muerte, bien/mal, pobre/rico, honesto/ malvado… sin olvidar referencias religiosas desde las hostias horneadas –me ha llamado la atención este poema- hasta rezos e incluso su propio epitafio póstumo. La naturaleza también aparece líricamente tratada desde la tierra al agua, la lluvia, manantiales…
Salguero se muestra en sus versos como es, se retrata y desnuda con un puñado de realidad, la misma que nos hace llegar a todos los que le conocemos. En todo caso y como queda dicho desvela sobre todo a un ser humano en toda su extensión. La poesía no se explica, la poesía se lee. Aquí están los versos.
Algeciras, noviembre 2009 Jesús Cabaleiro Periodista
Antes que escritor, pintor o poeta, siempre quise ser persona.
José Salguero Duarte
Raíces
---------Cuaderno Primero
Carne de Cuneta
La luna llena me deslumbra, la media luna me ciega.
El corazón espaciosamente late, y seca carraspea la garganta, al ser, yo, carne de cuneta.
Flores y guerras
El vinagre de la violencia, derrotó al dulzor.
Y, tras la sombra, flores y guerras, germinaron pétalos sin savias.
Lluvia
La lluvia cortada por el aire, envuelve a la paz, con el hacha de su cuerpo.
Y tras romper los poros, hace blanco, brotando la sangre, tan dulce y tan agria, tiñendo las trincheras.
Caos
El vientre de tu poblado, -mujer de miel frondosa-, ha sido arado en surcos largos y estrechos, sin calar la quilla, en el hondo de los raíles, de tus sedientas calles.
Y cuando concebiste, el almíbar de la luz, al tragarte el cáliz; enloquecieron tus pezones, dando saltos tus pechos, gimiendo tu caos.
Zarpas
Tengo de frente a los perros y la mansa muchedumbre huye.
El hostigue de las zarpas, y el puntillazo en la nuca.
Árbol de mi huerta
Árbol de mi huerta, dueño de sus raíces.
Por la cúspide de sus púas, brota la vida.
Piel de cerezo
Carne delicada y tierna, de piel de cerezo y pólvora. Quisiera empuñarte ahora, para ajusticiar sin descanso.
Y cuando silueta alguna, quede en las trincheras.
Entonaré la victoria, con las cuerdas de mis poemas, dejando las puertas abiertas, para que huyan las ratas.
Cuernos quemados
La traición es indecente y ciega.
Y al evaporarse la democracia, aparecen los cuernos quemados, en los estanques de los dictadores.
Sonrisas y lágrimas
Los eslabones de la falsa felicidad se derrumban, al hacer acto de presencia la realidad.
Y cuando se llora y ríe, con sonrisas y lágrimas estridentes, tras haber copulado por encima, del status social y humano.
Se debe sentir nada más que pena, por los indolentes majaderos, que miran por arriba de los galones de sus cargos.
Débil saco
Con su sombra humedecida, descansaba el débil saco, que me encontré, en las primeras luces del alba, en la ribera del río.
Y tras desatar sus lazadas, me introduje hasta sus entrañas, esbozándome una sonrisa, al haberlo liberado de la opresión, que lo tenía sometido, cuando dormitaba en lo oscuro.
Abriéndose de par en par, hasta el infinito de las libertades, permitiéndome que lo preñara, con mis versos y poema.
La tierra
La tierra saltará por los aires, cuando el consorcio, que la une a su eje, deje de funcionar, como consecuencia, del desgaste de su relación.
Salitre
Al acariciar tú mi brisa en una playa de calor.
Las arrugas de mi son, eran miel de panal, al dejarme incrustado el salitre, en la calima de los tumbos.
Rezos invertidos
El detonante de la frustración, depende del dolor provocado, por los rezos invertidos, cuando las deudas hacen acto de presencia, al marcharse lo claro, llegando lo oscuro.
Poeta de la otra mirada
El poeta de la otra mirada, fue ajusticiado sin piedad, con alevosía, ensañamiento y nocturnidad, por los aparatos represores, cuando caminaba en solitario, protegido tan sólo, por la túnica de sus versos.
El poeta de la otra mirada, que tras la maduración de la vid, se encuentre finado en la tierra.
Será reconocido cuando esté en el más allá, por su libertad y honor eterno.
El poeta de la otra mirada.
¡Quién es ese poeta!
Yo.
Ella
Ella, caminaba desnuda y descalza, por la huella del pecado.
Y de repente, sin saber cómo, una voz emergió de la tumba, acariciando sus hebras y besando sus labios.
Sirena
Sirena blanca o negra, soporte de las colmenas, azahar de la flor de mis días.
Mujer, amiga y amante. Dulce o amarga.
Ángel de la guarda
Era un ángel de la guarda, que se presentó ante mí, sereno, tranquilo y callado, huyendo de la Iglesia.
Y en el umbral de la incredulidad, me bebí recelosamente su sombra.
Hostias recién horneadas
Indiferente me encuentro, en la calle de nadie, zigzagueando de acera en acera.
Siendo interceptado por el silbo del centinela, que vigilante me acechaba desde la torre vigía.
Y tras encontrarnos en el rellano del cruce más próximo, me recetó una ración de hostias recién horneadas.
Ahuyentándome poco después, porque el toque de queda, estaba vigente en su tránsito.
Orilla
Las algas iban y venían, al observarnos vagar, por el horizonte del infinito.
Y cuando me asomaba a la orilla de sus pies, nos inundó la marea, en la cala donde atracamos.
Agua
Agua, agua dulce, agua agria, agua salada.
Agua, agua de mar, agua de océanos, agua de lagos.
Agua, agua fría, agua caliente, agua templada.
Agua, agua de rocío, agua de escarcha, agua de pozo.
Agua, agua de lágrimas.
Silencio de la vergüenza
Silencio de la vergüenza, vergüenza de los silencios.
Luz que jamás se apaga, lucero de mar adentro.
Ilumina la sequedad de las lluvias, al permanecer mustias y enfermas.
Silencio de la vergüenza, vergüenza de los silencios.
Brota de las catacumbas y atraviesa en canal los aguaceros.
Caminé
Caminé en solitario, desguarnecido y hambriento, por la universidad del caos.
Tropezándome con ricos y pobres, rateros y honrados borrachos y abstemios.
De todos ellos aprendí, sin derramar gota alguna de vida, al seleccionar bien, desechando lo podrido.
Tan callado
Tan callado y tan despierto, sentado en una silla de anea, contemplaba pasar la existencia.
Y en un segundo de ella, pensaba, sin nada pensar.
Que tanto dolor, alegría y sabia, fue lo que menos daño me hizo.
Borrándoseme los jugos del ayer, cuando paladeé los de hoy.
Buena y mala gente
Los ríos desembocan en la mar, y la vida en la muerte.
La mala gente en la maldad, y la buena lucha por las libertades.
Los sabores de mis versos
Los sabores de mis versos, riegan los paladares.
A los ricos y poderosos les amargan.
Y a la clase media y baja endulzan.
Si os acordáis
Si os acordáis que fui correcto.
Si os acordáis que fui justo.
Si os acordáis que fui honesto.
Os acordáis que haciendo el bien.
Los malvados os traicionan.
Bendito seas
Bendito seas, señor. Bendito seas, pastor. Bendito seas, labrador.
Alabad a vuestro patrón, si es que no os explota, trabajando de sol a sol.
Venid jubilosos poetas
Venid jubilosos poetas
Venid danzando y bailando.
Porque hoy quiero contaros, que en el reino donde habito.
Vosotros alcanzaréis mi gloria, y el dinero los infiernos.
En mi lápida
En la lápida de mi nicho, deseo que figure una paloma blanca, con un ramo de olivo en el pico, revoloteando por encima de un libro, en el que figure un tintero, un pincel y una pluma.
Separando sus hojas un lazo, con los colores de la bandera andaluza.
Y el siguiente epitafio:
Aquí reside José Salguero Duarte, escritor, pintor y poeta del pueblo. --Perdone que no le atienda, me encuentro durmiendo la siesta--.
Mar adentro
Dime, amor, mar adentro, cómo cavaste la huerta, sin el murmullo de las corrientes.
Dime, amor, mar adentro, cómo tendiste la ropa, sin el murmullo de las corrientes.
Dime, amor, mar adentro, quién te robó las enaguas, sin el murmullo de las corrientes, llevándose tu sonrisa.
Vientos
Vientos de Levante y Poniente. Vientos de Norte a Sur. Vientos de Este a Oeste.
Vientos de Europa y África. Vientos de América y Rusia.
Vientos. Tus vientos. Y los míos
Vientos del pueblo. Vientos que exclaman, paz en la tierra.
Calima
--------Cuaderno Segundo
Si te perdieras
Si te perdieras en el fondo de una fragua, podarías a brazadas las algas y colares, postradas en el altar, donde anidan en la calor.
Manantial de agua clara
A ti manantial de agua clara, con tu esencia y aroma de romero y mejorana.
En donde los buenos amigos del mundo, saciamos nuestra sed y nuestra hambruna, en tu azahar de azahares, relatos, cuentos, versos y poemas.
Una sonrisa.
Un suspiro.
Y una lágrima.
Mano tendida
Remonta el vuelo como una cometa nueva.
Y extiende tu mano a los vinagrillos del campo.
Una rosa.
Un clavel.
Y mil gracias.
Dos orillas
El mar o la mar.
La vida o la muerte.
El Estrecho y el desierto.
Europa, África y al Andalus
Calle del Agua
Sentado sin reposar la culata, en un bloque de hormigón y acero, del rompeolas de mi bahía.
Observé a lo lejos a un cayuco navegar sin rumbo, por la Calle del Agua en el Estrecho.
Y de repente, al despertarme la rebeldía contra los gobiernos, --grité con rabia a los vientos--:
Dejad a esas nobles almas atracar, para que sacien su sed en paz, libertad y armonía.
Dejadlas arribar, y destruir las fronteras.
Zoraida Park y Zoraida Garden
Zoraida Park y Zoraida Garden.
Rosas de los mares, esencia de azahares.
Roquetas de Mar y la Alcazaba.
Manantial de versos y poemas, en donde bebí la luz, saboreé la paz y alcancé la gloria.
Un todo.
Un suspiro.
Y hasta siempre.
Toro Bravo
Toro bravo, orgullo del ganadero al contemplar tu belleza. Y los ojeadores se entusiasman, al tú destacar en la camada.
Tiemblan los cercados, los espacios se estrechan. Una orgía de sangre, en la plaza te espera.
Huyes despavorido llueve o relampaguee. Mármol en los panteones, grisáceo bramar en el horizonte.
Tienes los días acotados, y tus pulsaciones se estremecen. Sangran irisados los verderones, alada tiembla la fiesta.
Buenos ojos, tus ojos que miran, callan y penan.
Sin embargo, los de ellos, te ven agonizar en la plaza.
Toro bravo.
Orgullo del ganadero.
La muerte
He sentido cerca la muerte, cuando plácidamente dormía.
Se acercó sigilosa, besando sus labios a los míos.
Encadenándome con sus pétalos, dejándome si voz y sin aire.
He sentido cerca la muerte, cuando plácidamente dormía.
No huyas y quédate cerca, que morirme, quiero ahora.
Contigo.
Los ruiseñores
Los ruiseñores trinan cuando despunta la mañana.
Flores rosas y malvas, en juncos con astillas.
Música callada y ciega inundan la partitura.
Agua ardiente y triste,
en tu orilla
y en la mía.
He visto
He visto, en un espejo sin cristales, a la melancolía reflejándose en el hoy, cuando contemplaba en sus páginas, frases rotas y sin sonrisas.
He visto, tras ver lo no visto, a un río sin agua pero con un gran caudal de odio, arrastrando los ramajes de las maldades.
He visto, el semblante del poeta mustio e incoloro, al ser devorado sus versos, letra a letras con tijeras.
He visto, sin no ver nada, cuando esperaba ver algo, cómo el ocaso absorbía mí aura.
He visto, ¡no puede ser! Sigo viendo. No veo nada.
El mar
El mar.
La mar.
El Estrecho.
Marruecos.
Y un verso.
Vuelan los pájaros
Rema despacio, no tengas prisa.
Tiemblan las leyes, vuelan los pájaros.
Manso lobo
Como un manso lobo, me encuentro vigilante, en el edén de una ladera, sin bajar la guardia, porque los cazadores me acechan.
Pero seré sigiloso, para no despertar sospechas.
Y cuando llegue hasta ti, volveré a mi caverna.
Meditando
Meditando me encontraba en la cal blanca de Andalucía, descubriendo nuevos horizontes, desde el balcón de mi morada.
Los ecos de una copla campesina, me llegaban desde lejos, recordándome vivencias pasadas, reencontrándonos de nuevo.
Teatro universal de la vida, con paredes repletas de carcomas.
Y tras un repelente abrazo, nos despedimos nuevamente, diciéndonos hasta nunca.
Mirador de El Estrecho
Desde el Mirador de El Estrecho, en la carretera nacional, de Algeciras a Tarifa.
Contemplo tan lejos y tan cerca, tus blancas casas, y las playas con su rubia arena.
Los niños juegan y juegan, las niñas bordan y tejen.
Los cayucos en la orilla, esperan surcar los mares, iniciando el rumbo, por la Calle del Agua.
Coso sin barreras
Cabeza del negro toro, que presides el encierro, con pitones astifinos, dando cornadas al centro, a la derecha e izquierda.
Calor asfixiante en el hemiciclo, revolotean las sanguijuelas.
Vaporcito de Algeciras
Vaporcito de Algeciras, que haciendo sonar tus sirenas, surca la bahía, repleto de viajeros cansados y sedientos.
Navegas dirección a Marruecos, tras salir del puerto, y cruzar El Estrecho.
Los delfines te acompañan y la Virgen del Carmen, bendice las aguas.
Esa barca
Esa barca, que desnuda navega, con tanta inestabilidad en su proa.
Lleva el rumbo perdido, al partírsele el mástil de las velas, en el primer envite sufrido, por piratas y corsarios.
Mar abierta y bravía, con un ojo tapado, una pata de palo y las enaguas empapadas.
Vacíos de futuro
Me circunda la niebla, cuando rompe el silencio, en el mudo latir del dolor.
Observo al pueblo, extendido en la orilla, siendo mecido por las olas, bailando vacío de futuro.
Clamo al cielo, crujiendo mis manos, por la solidaridad humana, para que se erradique el hambre y se alcance la paz, la justicia e igualdad en la tierra.
Vientos del Sur
Vientos del Sur, las corrientes del Estrecho, los grises del cielo, y las verdes praderas del campo.
Vientos del Sur.
Vientos de esperanza.
Vientos de caridad.
Vientos de fe.
Vientos de mi ciudad natal.
La Línea de la Concepción.
Latidos
Lloran desolados los fascistas, al llegar el último viaje de sus latidos, y escuchar los pasos de las libertades.
La sangre que agoniza en sus venas, inundando la moqueta de la muerte, naufraga muda y rota, al percibir la impotencia de sus maldades.
Cruzadas y batallas aireando sus pendones, por campos enfermizos.
Reparto
Bajo el firmamento de Andalucía, lloran las historias por sus almas, derrumbándose las estructuras, de las raíces de los cimientos del Norte de África.
Granero copioso de trigo.
Granero abundante de oro.
Granero exuberante de alfalfa.
Manantial sangrado por los invasores, en la Conferencia Internacional de Algeciras.
Tu mirada
No existe pena alguna, y ni lágrimas en los ojos, cuando asoma tu mirada, soberana, profunda y serena.
Varal de mares y océanos, que sustenta mis equinoccios.
Apiádate de mí,
porque mis adentros,
se derriten y penan.
Travesía
Ya los delfines no me darán los buenos días, y ni las buenas noches las sirenas.
Porque las injusticias del poder, que azota al hambre y a la miseria, ronda desnuda en la niebla, entre olas asesinas y ciegas.
Tiemblan las perspectivas de jaspe, al reinar sedienta la tiranía.
Desparramando yo, lágrimas como océanos y suspiros como la tierra.
Tiéndeme la mano,
que quiero alcanzar
el pan, la sal y la miel en libertad.
Desnuda
Desnuda tengo la mañana, y la era de mi sino vacía, al abandonarme la suerte, entre caballitos de mar y corales.
Agua salada y dulce, tomada por sus ninfas.
Y cientos de pueblos sin vida, estremeciéndose Andalucía.
Bush, Blair y Aznar
Bajo el cielo azul de los pueblos, los ruiseñores vuelan, por los manuscritos añejos, llevándose el contenido, en sus alas y en sus picos.
Los gallos en los corrales, las verdes ranas en las charcas y los gusanos anidan en los nichos.
Bush, Blair y Aznar, políticos amargos, protegidos bajo palio.
Poemario de las tres orillas
Poemario de las tres orillas; la tuya, la mía y la de ellos.
Tú con los pinceles y lienzos.
Yo con mi prosa y versos.
Ellos enriqueciéndose.
Flores de marchitas miradas, con vuelos rasantes por las torres.
Temblad, políticos, temblad.
Que se impondrá la justicia, a través de la cultura y las artes.
Puerta
Puerta cerrada o abierta, de acero o madera.
Puerta de baja cama, o de cuna alta.
Puerta de fuego en los mares, y de tinieblas en la tierra.
Puerta cerrada con gruesas llaves, encarcelando las sueltas.
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Este libro se terminó de imprimir en Tipografías Mazuelos a finales de enero de 2010.
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