Halloween. Noche de disfraces, de miedo, de calabazas y caramelos. Esa noche de "truco o trato" que seguramente celebréis rodeados de niños y sus bolsas de golosinas. Y también es muy probable que penséis que esta "tradición" de Halloween no es más que una idea americana que se ha extendido por medio mundo.
Bueno, pues en realidad no es así. En Cuaderno de Ciencias, aprovechando la noche más terrorífica del año, vamos a darle un repaso a esta fiesta de Halloween para descubrir su verdadero origen, sus arraigadas tradiciones y los malentendidos que pueda haber sobre el tema.
Por Javier Peláez.
Quizá a muchos os sorprenda pero la festividad de "Halloween" no es una invención norteamericana, no es reciente y sus elementos más tradicionales hunden sus raíces en leyendas y mitos celtas con miles de años de antigüedad.
Empecemos por el principio.
Lo que ahora conocemos como Halloween y sus divertidos disfraces y caramelos, comenzó hace ya unos 3.000 años en las tierras celtas de las actuales Irlanda, Inglaterra, Escocia y algunas partes del norte de Francia.
El 31 de octubre los antiguos celtas celebraban, ya por el año 1.000 antes de Cristo, la noche del fin del verano a la que llamaban "Samhain". Era una noche muy importante para ellos y en ella recordaban a sus fallecidos y antepasados.
Por aquellas fechas los se pensaba que el umbral que unía este mundo con el "más allá" se abría durante esta noche dejando que los espíritus pasaran a través de él. Los celtas invocaban a sus ancestros, y utilizaban trajes y máscaras para ahuyentar a los malos espíritus.
Esta tradición del Samhain, además, poseía otros elementos que han pervivido a lo largo de la historia y que han ido cambiando hasta convertirse en la fiesta que hoy todos conocemos.