"Desde muy jóvenes, los chicos y las chicas que cursan estudios, se ven obligados a ejercer una determinada actividad intelectual, y a menudo es una actividad tan disparatada, que no consiguen dominar su pensamiento. Esta agitación mental es la que les impide más tarde elevarse por encima de los planos astral y mental y sentir la realidad del mundo espiritual. Aquél que desea experimentar las realidades espirituales, debe poner por un instante su intelecto a dormir. Los sabios de la India tienen razón cuando dicen que el intelecto es el asesino de la realidad. Con el intelecto se pueden acumular muchos conocimientos y razonar sin fin, pero permanecemos en la superficie. Es el corazón quién está capacitado para conocer la realidad. Pero con la condición de comprender que este corazón no es el corazón físico ni siquiera el sentimiento. Cuando los Iniciados hablan de la «inteligencia del corazón» se refieren en realidad al alma, sólo ella posee la facultad de percibir la esencia de los seres y de las cosas."