HAY MOMENTOS
Hay momentos en que somos tímidos para expresar el amor
que sentimos, por temor a avergonzar a la otra persona o
avergonzarnos nosotros mismos, dudamos de decir "
Te quiero", y tratamos de comunicar la idea en otras palabras.
Decimos "Cuídate", "No manejes rápido", "Pórtate bien".
Pero realmente, éstas son diferentes maneras de decir
"Te quiero", "Eres importante para mí" "Me importa lo que te
suceda", "No quiero que estés mal". A veces somos muy extraños,
la única cosa que queremos decir y la única cosa que debemos
decir, es la única cosa que no decimos. Y muchas veces el
significado nunca se comunica del todo, y la otra persona se siente
ignorada y no querida.
Por ello, debemos ESCUCHAR EL AMOR en las palabras que las
otras personas nos dicen, las palabras explícitas son necesarias,
pero con mayor frecuencia, la manera de decir las cosas es aún más
importante. Un apodo dicho cariñosamente porta mayor afecto y
amor que los sentimientos que son expresados de manera poco
sincera.
Un abrazo o un beso impulsivos dicen "TE AMO", aún cuando las
palabras digan algo diferente. Cualquier expresión de preocupación
de una persona por otra dice "te quiero".
A veces debemos mirar y escuchar muy atentamente el amor que
contienen las palabras. El problema de escuchar el amor es que no
siempre entendemos el lenguaje de amor que la otra persona está
usando. La gente rara vez se escucha. Oyen las palabras, pero no
escuchan en las acciones que acompañan a esas palabras o en las
facciones del rostro. O la gente sólo escucha el rechazo o el malentendido.
No ven el amor que está allí, debajo de la superficie, aún cuando las
palabras sean amargas.
Si escuchamos atentamente, descubriremos que somos muchísimo
más amados de lo que pensamos. Escuchemos al amor, y descubriremos
que, después de todo, el mundo es un lugar muy amoroso.
No es un asunto de estar presente CON alguien. El asunto es estar
presente PARA alguien. Así que recuerda, si amas a alguien díselo.
Recuerda siempre decir lo que sientes. Nunca tengas temor de
expresarte a ti mismo