. La abuela se maquillaba en el baño bajo la
mirada escrutadora de la pequeña nieta, como siempre hacía. Después de aplicarse
su lápiz labial y disponerse a salir, la pequeña le dijo: “Pero abuela,
¡Olvidaste darle el beso de despedida a la servilleta!” Seguramente la abuela nunca más se
pintará la boca sin darle ‘el beso de despedida’ a la
servilleta…
2. Mi nieto me llamó el otro día a
desearme un feliz cumpleaños. Me preguntó qué edad tenía y le dije que había
cumplido 62 años. Mi nieto se quedó pensativo por un rato y entonces me preguntó
¿Tu comenzaste desde 1?
3. Después de acostar a sus nietos,
una abuela se puso su vieja dormilona y las chancletas y se dispuso a lavarse el
pelo. En la medida de que escuchaba el bochinche que armaban los muchachos, se
le acabó la paciencia. Se enrolló una toalla en la cabeza y entró como una
tromba en la habitación y volvió a acostar a los niños con un regaño. Tan pronto
dejó la habitación, oyó al más chico de todos decir con una voz temblorosa:
¿Quién era esa?
4. Una abuela le contaba a su
pequeña nieta cómo fue su niñez: “Nosotros patinábamos con una pequeña tabla en
un pozo y además teníamos un columpio hecho con una tripa de caucho colgando de
un árbol frente a la casa. Paseábamos en un burrito y bajábamos mangos y mamones
de las matas” La niña se quedó boquiabierta oyéndome. Finalmente dijo: “Yo debí
haberte conocido mucho antes”
5. Mi nieto
nos visitaba un día y de repente me dijo: “Abuela, tu sabes en que se parecen tu
y Dios? Y yo, muy oronda, le pregunté: “No, ¿en qué?” y me soltó: “Ambos son
viejos”.
6. Una niñita estaba afanada
tecleando con el procesador de palabras del abuelo y le dijo que estaba
escribiendo un cuento. “¿De qué se trata?”, le preguntó el viejo. “No se,”
contestó ella, “yo no se leer”.
7. No sabía
si mi nieta ya había aprendido a reconocer los colores, por lo que decidí
comprobarlo. Entonces le iba señalando cosas y le preguntaba de qué color eran.
Así durante un rato, siempre contestando correctamente. Hasta que yendo hacia la
puerta, me soltó: “Abuela, yo creo que tu puedes reconocer esos colores por ti
misma”.
8. Cuando mi nieto me preguntó
qué tan viejo era yo, bromeando, le dije que no estaba muy seguro. “Mira la
etiqueta de tus calzones, abuelo, en el mío dice de 4 a 6 años”.
10. Le preguntaron a un pequeño
de 6 años dónde vivía su abuela y el contestó: “Ah, ella vive en el aeropuerto,
porque cuando la queremos ver vamos a buscarla allá. Luego, después que nos
visita, la llevamos de nuevo al aeropuerto”.
11. “¡Mi abuelo es el más
inteligente de todos! Me enseña muchas cosas buenas, pero no lo veo con la
suficiente frecuencia para hacerme tan inteligente como él”.