"Ahora seguro suben los precios de los productos de primera
necesidad", me dijo un amigo refiriéndose al desastre que hoy
sigue viviendo Japón.
"No creo, no los imagino haciendo eso", le contesté.
Es que no se manejan de esa manera, frente a una catástrofe de
esta magnitud. A ningún japonés se le ocurriría hacer negocio con la
tragedia. Para algunos será difícil de entender y a otros les generará
hasta un poco de envidia, pero la realidad es que en Japón no hubo
saqueos ni grandes disturbios tras los terremotos y posteriores tsunamis.
De hecho, la policía sólo salió a las calles a rescatar ancianos, niños y
ayudar a los más damnificados. No fue necesario que marcaran los
límites porque cada uno de los ciudadanos tiene bien en claro
cuáles son.
La sociedad nipona tiene un pensamiento de tipo grupal y eso es
una gran virtud en momentos como este. No hay espacio para el
individualismo. La prioridad siempre es el otro y eso lo viví en vivo
y en directo muchísimas veces, cuando se desvivían por ayudarme al
verme cara de extranjera. Esa manera de pensar es la que los ayuda
hoy más que nunca, es la que les permite darse cuenta que si hacen algo
que perjudique al otro, se están perjudicando a ellos mismos.
Se me ocurre una pregunta:
¿Sabrán qué quiere decir la palabra "saqueo"?
Digo, porque nosotros no necesitamos de un terremoto para
experimentarlo. No sé si sabrán qué quiere decir, pero lo que sí saben
seguro, es lo que significa vivir una catástrofe. De hecho varias
generaciones de japoneses ya las han experimentado. Pero.
¿dónde aprendieron a ser tan calmos, tan correctos? Me acuerdo que
durante mi estadía, esa actitud muchas veces me llegó a poner hasta
nerviosa, pero hoy los admiro, y me animaría a decir que no en
cualquier otra parte del mundo sucede esto.
"Y qué querés, son del primer mundo", me contestarían muchos
de ustedes. Creo que esta reacción no tiene que ver exclusivamente
con el nivel de confort en el que viven, aunque reconozco que el
no pasar hambre influye bastante. El respeto hacia el prójimo en
absolutamente todas sus facetas y frente a cualquier escenario es parte
de la idiosincrasia japonesa; es como si lo llevaran en su ADN.
Sin embargo, a pesar de haber vivido allá y de creer que los
conozco bastante, me sigo sorprendiendo de sus conductas. Hoy Japón
tiene problemas muy graves: las continúas réplicas, los tsunamis, la
amenaza nuclear, el dolor, el miedo y otras tantas cosas; pero hay algo
que tiene a favor y siempre lo tendrán, se tienen a ellos mismos.
Mientras cada japonés se comporte en pos del grupo y del bien
común, Japón seguirá caminando... y casi sin darse cuenta, nos
están dando una lección a muchos de nosotros.
(tomado de la red)