Cómo no morir de amor
Hay vida después de un querer incomprendido, asegura el psicólogo
clínico Walter Riso, quien nos ofrece los diez principios de supervivencia
afectiva pensados para no morir de amor.
1. Retírate dignamente. “Si ya no te quieren, aprende a perder y
retírate dignamente, ya que luchar por un amor imposible, nuevo o viejo, deja
muchas secuelas”. Este es el primer principio de este psicólogo
italiano.
2. Ten espíritu guerrero. “Cuando realmente ya no te aman, con
independencia de las razones y causas posibles, hay que deponer el espíritu
guerrero y no librar una batalla inútil y desgarradora; es mejor sufrir la
pérdida de una vez que someterse a una incertidumbre sostenida y cruel”,
aconseja el psicólogo.
3. No te cases con un amante. El segundo consejo de este experto es
que nunca te cases con el amante, “porque es como echarle sal al postre.
Solamente un pequeño porcentaje de amantes que acaban casándose o se van a vivir
juntos, mantienen una relación que funcione”, mantiene el experto.
“Despertar del éxtasis, reestructurar la locura simpática que
mantenía viva la relación tiene sus consecuencia y contraindicaciones; es muy
difícil reglamentar el amor pasional y que el hechizo no se rompa”, remacha
Riso.
4. Sácalo de tu vida de raíz. “En ocasiones, los ex se convierten en
una especie de apéndice: no cumplen ninguna función, son incómodos y habría que
extraerlos de raíz si se quiere tener una vida saludable y en paz”, aconseja el
especialista.
Para aquellos enamorados a quienes su pareja martiriza con la frase
“ni contigo ni sin ti”, Riso aconseja que corran con todas las fuerzas lo más
lejos posible y no salten al compás del otro, sino que sean rotundos y
contundentes en el “se acabó”.
5. Las emociones dependen de ti. Muchos creen que el poder afectivo
lo tiene quien necesita menos del otro y no faltan quienes intentan sacarle
provecho con el mensaje implícito de que se irán si no le dan lo que
desea.
“Si decides seriamente salirte del juego, notarás que, poco a poco,
tus emociones empezarán a depender de ti: este proceso se conoce como
‘autorregulación’ y permitirá que la actitud dubitativa del otro te afecte
menos, que te mueva, pero no te tumbe”, enfatiza este psicólogo
clínico.
6. Aprende a estar solo. “Ensaya la soledad”, es el consejo del
experto, en el bien entendido de que la soledad afectiva no tiene porqué ser
una tortura y que no se define por sustracción (estar “sin ella o sin él”) sino
por la multiplicación del ‘yo’, que se recrea en el
autodescubrimiento.
“Invítate a ti mismo a salir y conversa de ‘tu a tú’ o de “’yo a yo’
y tendrás que reconocer, aunque sea a regañadientes, que la persona a la que
quieres, a veces, sobra y molesta, a pesar de que la ames”, añade
Riso.
7. Un clavo no siempre saca a otro. “Un clavo no saca otro clavo y,
a veces, pueden quedar dentro los dos”, advierte el psicólogo para quienes
suelen recurrir a este proceso, bien por la necesidad de ser amado, la baja
tolerancia al dolor afectivo, o el revanchismo.
“Con esta idea en la cabeza, los dolientes se lanzan al mundo del
mercado afectivo en busca de un ”clavo” más grande y más potente que desplace y
retire el anterior, sin pensar que en el mundo emocional hay una leyes que
subsisten antes deben ser asimiladas y diluidas por el organismo”, asegura
Riso, en relación con el duelo amoroso.
En su opinión, lo mejor sería un proceso a la inversa: primero hay
que sacar el viejo clavo y luego, si tienes suerte, hallarás una persona que
valga la pena y que pueda a entrar en tu vida tranquila y sin estorbos del
exterior.
8. No te autocastigues. Otro principio de supervivencia afectiva pasa
por evitar el sacrificio irracional e intentar anularte para que tu pareja sea
feliz “porque autocastigarte para levantarle la moral a otro es matar el amor en
nombre del amor; ésa es la paradoja”, apunta Riso.
9. Reencuentra la pasión. Otra máxima a tener en cuenta es que “si el
amor no te ve, ni te siente, no existe o no te sirve” y abomina de quienes no
son capaces de expresar amor porque “no es suficiente sentir el amor, sino que
hay que sacarlo a relucir, hay que probarlo”.
“Necesitamos algo de locura, un poco de desorden, una chispa que nos
recuerde que la pasión no ha muerto y el juego no ha terminado; entre un estilo
afectivo apocado y preciso y otro locuaz y explícito, la mayoría preferimos
el segundo”, enfatiza el experto.
10. Una separación te enseña. Y, por último, concluye que algunas
separaciones son instructivas ya que “permiten saber lo que no quieres del
amor”.