La autoestima es un término que en los últimos años ha tenido un uso
y un abuso en su expresión. En realidad la autoestima no es un concepto,
tampoco es una idea, sino que se refiere a un proceso que se va construyendo en
el transitar de nuestros días.
Natahniel Branden, uno de los grandes estudiosos de la autoestima,
refiere lo siguiente:
“La autoestima cuenta con dos componentes relacionados entre sí. Uno
es la sensación de confianza frente a los desafíos de la vida: la eficacia
personal. El otro es la sensación de considerarse merecedor de la
felicidad: el respeto por uno mismo”.
La autoestima es en sí una experiencia. Es una manera de vernos y
vivir con nosotros mismos. En general, la gran mayoría de las personas que
sufren, se sienten fracasadas, viven el rechazo, sostienen relaciones
conflictivas, de alguna manera, parece que se encuentran experimentando la
sensación de una baja estima personal.
La eficacia personal se puede observar en la manera en la que
hablamos, en la forma como resolvemos los conflictos y problemas de la vida, en
nuestro proceder y sobre todo, en la confianza de que somos aptos para lograrlo.
En las decisiones y elecciones que realizo. Se refiere a la sensación de
confianza que tengo en mí, en la certeza de mis proyectos y en el logro de los
mismos. En mi compromiso como persona.
El respeto por uno mismo quiere decir la capacidad que tengo para
reafirmar mi valor frente a mí, frente a otros, frente a las circunstancias. La
responsabilidad de valerme por mí mismo y resolver mis propias necesidades, sin
esperar que otros, lo hagan por mí.
La autoestima se va construyendo a través de la experiencia. No es
algo que se de de una vez y para siempre. La autoestima se va reafirmando en el
día a día con mis acciones y con mis condiciones.
Cuando alguno de los dos componentes de la autoestima falla,
seguramente habrá un deterioro en el autoconcepto y en la autoestima. Entonces,
sí estos pilares fundamentales fallan, observamos:
Depresiones.
Sensaciones de fracaso.
Inseguridades y dependencia.
Maltratos en las relaciones.
Fracasos constantes en el trabajo, en la familia, en la
vida.
Miedos que no permiten actuar a la persona y la mantienen
paralizada.
Resignación a las circunstancias.
En fin sus manifestaciones se encuentran por aquí y por allá, En el
momento en que las personas pueden revalorar a su persona, parece que el mundo o
el infierno en el que viven se modifica. Pero por supuesto, que no es el
afuera, sino lo que se generó fue un condición de apreciación
personal.
Existen diversos componentes que nos permiten ir trabajando con
nosotros mismos y con otros, para poder elevar nuestra autoestima. Recordemos
que es un ingrediente indispensable para contar con una experiencia de vida
saludable. Entre los que se destacan:
Respeto por uno mismo: cuando comprendo que este aspecto es
fundamental en la vida de los seres humanos, entonces, no permito situaciones
que no estén en concordancia con ello.
La valoración personal en cualquier circunstancia: en esta
justa medida será la manera en la que nuestras relaciones y actividades
mostrarán su cualidad.
El orgullo por la eficacia personal:cuando realizamos algo y
lo hacemos con responsabilidad es necesario contar con la
sensación de aprecio frente a nuestros logros. No un falso orgullo frente a la
mediocridad, sino un aprecio verdadero que nos distingue.
Cómo podemos saber sí estamos bien cimentados en nuestra autoestima,
la mejor manera es que nos observemos a nosotros mismos, cuánto vivimos nuestra
vida con regaños, insultos, enojos, críticas, etc. Nuestras relaciones también
denotan nuestra autoestima:
Cómo me tratan los demás?
Cómo trato yo a los otros?
Mi relación en pareja, aumenta mi autoestima o me hace
añicos?
Cómo educo a mis hijos, orientando su autoestima o bajo la crítica y
la indiferencia?
Mi trabajo me apasiona, me llena de orgullo o siempre me estoy
quejando del mismo?
La vivencia de la autoestima es algo que solo nosotros podemos
contestarnos, porque yo puedo decirle una y mil veces más a alguien, lo valioso
que es, lo simpático, lo inteligente, pero si esa persona no lo lleva a su
experiencia interna, no importará lo que yo pueda decirle.
En las relaciones humanas y principalmente con los más pequeños, se
requiere de modelar su autoestima sobre bases reales, es decir, orientando a las
personas hacia sus logros de acuerdo a sus habilidades, felicitarlos cuando de
verdad se esfuerzan, animarles a que sean autosuficientes en su vida y en lo que
les corresponde hacer…
La autoestima es una experiencia personal de ser merecedores de tener
una vida digna en todos los sentidos. Pero no confundamos la autoestima, con
darlo todo, resolverlo todo. Un buen ejercicio para empezar a fortalecer
nuestra autoestima: haga una lista de diez cualidades y diez defectos. Ahora,
en lugar de centrarse en sus defectos, procure cada día, elevar y trabajar sobre
sus cualidades, y verá cómo se sentirá mejor de estar trabajando en sus
fortalezas que en sus defectos…