Hay una tendencia general, de todos, a juzgar
equivocadamente a todos, y eso es lamentable. Pero, ¿por qué todos juzgan a
todos, y equivocadamente? ¿Cuál es el motivo? Sencillamente uno, y muy fácil de
comprender: sucede que cada cual proyecta sus defectos psicológicos sobre los
demás, cada cuál ve en el prójimo sus propios defectos. Los defectos que a otros
endilgamos, los tenemos muy sobrados en nosotros; juzgamos a otros como nosotros
somos.
¿Han oído ustedes hablar de la ANTIPATÍA MECÁNICA?
Que de pronto alguien siente antipatía por alguien, sin haber motivo alguno, y
entonces decimos: «ésta persona me cayó gorda», frase muy típica que usamos.
Pero ¿por qué, si nunca la hemos visto, si hasta ahora nos la acaban de
presentar? ¿Qué sucedió, por qué nos ha «caído tan gorda» esa persona, si ni la
conocemos? Pues que le vimos la apariencia: es alta o es baja, es gorda o
delgada, tiene la nariz aguileña o la tiene achatada, y ¿ese es motivo ya, como
para decir que «nos cayó gorda»? ¿Qué ha sucedido?
Sencillamente hemos proyectado, sobre nuestra
víctima, nuestros mismísimos defectos psicológicos. Posiblemente hemos visto, en
esa persona, el defecto más grave que tenemos y a nadie le gusta verse así,
dijéramos, tan escarnecido. La cruda realidad de los hechos es que tal persona
se ha convertido en el espejo donde nosotros nos vemos a sí mismos, tal cual
somos.
Si estamos alertas y vigilantes, si no nos
identificamos con el evento, con la persona aquélla que «nos cae tan gorda», si
en vez de estarla criticando nos auto-criticamos, nos auto-observamos para ver
que es lo que está pasando, descubriremos que un defecto nuestro (nacido de
ayer, o de antier, o de quien sabe que tiempo atrás, de otras existencias), se
ha reflejado en aquella persona y por eso «nos cae tan gorda».
He ahí lo que es la antipatía mecánica: absurda en un
ciento por ciento. Nosotros necesitamos aprender a vivir políticamente. El ser
humano, ante todo, es un ente político, un «animal político», y el mismo hombre
es un «hombre político». Si uno no sabe vivir políticamente, se crea problemas
en la vida.
Uno tiene que aprender a vivir políticamente, y en
vez de sentir antipatías mecánicas, vale la pena que nos investiguemos a sí
mismos. Sí, en verdad que proyectamos nuestros propios defectos psicológicos
sobre los demás. ¿Por qué juzgamos equivocadamente al prójimo?, ¿Porqué todos
tenemos tendencia a ver, en el prójimo toda clase de defectos? Sencillamente
porque proyectamos en el prójimo nuestros propios defectos, los juzgamos
equivocadamente; suponemos que fulano es «así» o «asao», y resulta que ni es
«así ni es «asao»: es completamente diferente, y nuestro juicio resulta
equivocado, falso; vemos los hechos ajenos y tenemos la intensa tendencia a
interpretarlos erróneamente, nunca somos capaces de ver los hechos ajenos con
ecuanimidad, con serenidad; siempre los calificamos erróneamente.
Hay mucha virtud en los
malvados y que hay mucha maldad en los virtuosos. Los defectos que cargamos en
nuestro interior, nos vuelven injustos para con el prójimo. Nosotros nos
amargamos (a sí mismos) la vida con nuestros defectos, y lo más grave: se la
amargamos a los demás.