Conozco los atajos para llegar al cielo: subiendo por tus vellos o compartiendo un café en el sabor exacto de tu amanecer. Son nuestros mismos sueños al filo de la continua duda.
Otro camino: buscando entre la arena, los trozos de tu collage y descubrir en el mar tu boca llena de besos masticando las olas. Y emocionarme al descubrir que tus manos han estado jugando haciendome cosquillas en la espuma que surge bordeando mis pies.
En
el mismo cielo azul está el marrón de
tus ojos, tú eres la vereda, caminaré sobre los brazos que nacen de tu abismo terrenal, estoy contigo no dudes más… yo nunca más dudaré de tu existencia, en ayeres de vaivén y collage de renovada pasión.
Nunca me perderé si te escucho respirar y respiro tu silencio de crisantemo, cuando estás en tu eclipse dorado y yo soy tu luna.