Cuando veas algo piensa: “eso está en mi. Esos árboles que están allí fuera son mis pulmones. Si ellos no respirasen yo no respiraría y si yo no respirase, ellos no respirarían”. La Tierra es nuestro cuerpo físico, la atmósfera es nuestra respiración, las aguas son nuestra circulación. No es cierto eso de que yo estoy aquí y el mundo está allí afuera. Tenemos un cuerpo personal y un cuerpo universal y los dos son nuestros, tanto uno como el otro. Cuando nos damos cuenta de que el mundo está en nosotros, tenemos con él una relación íntima. Además podemos tener un conocimiento íntimo del mundo, y a partir de este conocimiento alcanzamos la paz con el mundo. A partir de la paz reconocemos que el mundo, el universo, es un ser consciente. Es nuestro cuerpo extendido. Cuando somos tan íntimos con nuestro cuerpo extendido como lo somos con nuestro cuerpo personal nos habla, nos podemos comunicar. Cuando entramos en comunión como un ser consciente nos sorprende con dones en forma de sincronías y de coincidencias con significado.