Habría invitado a mis
amigos a cenar sin importarme la suciedad de la alfombra y el sofá
desordenado.
Habría comido las
palomitas de maíz en el "salón de las visitas" y me habría preocupado menos del
engorro que suponía cuando alguien quería encender el fuego en la
chimenea.
Habría dado mi tiempo
para escuchar a mi abuelo divagando sobre su juventud.
Habría compartido más
el día a día con mi marido que con la oficina.
Me habría sentado en
el prado sin importar las manchas de la hierba.
Habría llorado y reído
menos viendo televisión y más mientras vivía la vida.
En lugar de evitar los
malestares de los nueve meses de embarazo, habría atesorado cada momento y
comprendido que la maravilla que crecía dentro de mi, era mi única oportunidad
en la vida de asistir a Dios en un milagro.
Cuando mis hijos me
besasen impetuosamente, nunca habría dicho "cuidado, estoy ocupada, ahora ve y
lávate para la cena", Habría habido mas "te quiero" y más "lo siento"
Pero sobre todo,
quiero darle otra oportunidad a la vida, quiero aprovechar cada minuto. Mirar
las cosas y realmente verlas... vivirlas y nunca volver atrás. ¡DEJAR DE
PREOCUPARME POR LAS COSAS PEQUEÑAS Y COMENZAR A PREOCUPARME POR LAS COSAS BELLAS
QUE SI IMPORTAN!!!
No te preocupes sobre
a quién no le agradas, quién tiene más o quien hace qué. En lugar de eso,
atesoremos las relaciones que tenemos con aquellos que de verdad nos
quieren.
"los amigos mantienen
el mundo en
movimiento"