La tarde es triste, se siente enfebrecida por el malestar,
no puede respirar con normalidad; su corazón late con lentitud.
Así, enferma y sola, sin mas compañía que su mascota, ha pasado
algunas semanas que parecen años.
De cuando en cuando abre los ojos, y ve a su lado a chispita;
su hermosa gatita de grandes ojos color de cielo.
Se acurruca en su pecho y siente que todo vuelve casi a la normalidad.
Qué tiene chispita que con su cercanía mejora notablemente.
El ronrroneo es como energía que se adentra en su cuerpo.
La ve con inmenso cariño, la toma en brazos; siente que su cuerpecito
cada día se debilita y va perdiendo poco a poco su calor.
Su mirada triste y amorosa le llega al corazón.
Lágrimas de dolor y agradecimiento inundan sus ojos,
al darse cuenta del inmenso amor de su mascota.
Hoy se levanta de la cama y ve el sol radiante, ¡maravilloso!
Tiene deseos de alimentarse, salir y disfrutar su jardín,
llenar sus pulmones de aire fresco, pasear,
¡vivir...vivir!
Quiere abrazar a su fiel mascota, decirle cuanto agradece
su compañía.
Pero hoy, se fué para siempre la hermosa gatita
de ojos color de cielo.
Margarita.
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