De alguna manera, la sociedad
está en deuda con Joanne Simpson, aquella valiente estudiante graduada que, en
1955, tras un embarazo no deseado y a pesar de que hubiera deseado quedarse con
el bebé, se vio obligada por las circunstancias a darlo en adopción a una pareja
de clase trabajadora.
El propio Steve
Jobs quiso en los comienzos de la década de los 80 encontrar y agradecer en vida
a su madre biológica el haber tomado la decisión de seguir adelante con su
embarazo a pesar de todo, según cuenta en la nueva biografía oficial sobre Jobs
el biógrafo Walter Isaacson.
Isaacson revela la
forma en que Jobs inició la búsqueda de su madre biológica incluso recurriendo a
un detective privado a quien encomendó esa tarea. A pesar de fracasar
inicialmente en su empeño, el genio de la informática insistió después de que su
madre adoptiva muriera a mediados de esa década de 1980.
“Yo quería
conocerla”
Jobs le explicó a Isaacson la razón por la que estaba tan
decidido a encontrar a su madre biológica: “Yo quería conocerla, principalmente
para saber si ella estaba bien, y darle las gracias, porque yo me alegré de no
haber terminado en un aborto”, dijo.
“Ella tenía 23 años
de edad, y pasó por muchas dificultades para poder dar a luz”, explica Jobs en
la biografía publicada por Isaacson.
Cabe recordar que
en la década de 1950 el aborto era ilegal, y probablemente Joanne Simpson nunca
pensó en esa posibilidad tras quedarse embarazada de Abdulfattah Jandali, un
inmigrante sirio, a pesar de que ambos temían la indignación de las familias,
tanto de ella como de él. Cuando las cosas se complicaron en casa, ella marchó
en silencio a San Francisco para tener al bebé y darlo en adopción.
Eventualmente, Jobs
pudo encontrar y sostener un encuentro con su madre biológica. Él cuenta que,
después de conocerse, a menudo ella rompía en llanto, y se disculpaba por
haberlo dado en adopción. “No te preocupes […] Yo tuve una tremenda niñez. Yo
terminé my bien”, respondía Jobs, según narra Isaacson.
Cuando la
enfermedad de Joanne, de 79 años, empezó a progresar y a dar signos de demencia,
su hijo ayudó a ingresarla en una clínica especializada y garantizó el
tratamiento hasta el fin de sus días. Jobs siempre rechazó citarse con su
padre.
En cualquier caso,
si el padre de Joanne no hubiera rechazado a su novio sirio, ella quizás podría
haberse casado con Abdulfattah y la historia de Steve Jobs podría haber sido
bien diferente.
Quizás hubiera sido
igual un genio, pero a buen seguro no habría conocido a Steve Wozniak ni hubiera
fundado Apple. Como tampoco hubiera iluminado de sonrisas los rostros de
millones de niños con películas como Toy Story y Buscando a Nemo, surgidas de la
factoría Pixar, el proyecto que Jobs impulsó en 1986.
En ese sentido,
habría que preguntarse cuántas personas geniales nunca han visto la luz porque
se dio por sentado que un embarazo no planificado es necesariamente un hijo no
deseado y, consecuentemente, el aborto era la mejor solución.